Final De Los Tiempos

viernes, 30 de diciembre de 2011

HOMILIA DOMINICAL ENERO 1 DE 2012

HOMILIA DOMINICAL ENERO 1 DE 2012
María Madre de Dios

Por Gabriel Jaime Pérez, S.J.

Los pastores fueron corriendo a Belén y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que les habían dicho de aquel niño y todos los que lo oían se admiraban de lo que les decían los pastores. María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón. Los pastores se volvieron dando gloria y alabanza a Dios por lo que habían visto y oído, todo como les habían dicho. Al cumplirse los ocho días fue circuncidado el niño y le pusieron por nombre Jesús, tal como lo había llamado el ángel antes de su concepción. (Lucas 2, 16-21).



1. Comenzamos el año proclamando a María Santísima como “Madre de Dios

“Madre de Dios” es el título más importante que le ha dado la Iglesia a la Virgen María. En el año 431 d.C., el Concilio de Éfeso -ciudad situada en la actual Turquía, donde según la tradición vivió María después de haber sido encomendada por el Señor desde la cruz al cuidado del apóstol Juan- definió que ella es la Madre de Dios, porque concibió y dio a luz a Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre.

El texto de la Carta del apóstol Pablo a los Gálatas o primeros cristianos de Galacia -región también situada en la actual Turquía- (Gálatas 4, 4-7), se refiere al Hijo de Dios como “nacido de una mujer” para que también nosotros fuéramos hechos hijos del mismo Dios y pudiéramos llamarlo, movidos por el Espíritu Santo, como lo hacía Jesús: “abba”, que en arameo significa literalmente papá.

También a María el Concilio Vaticano II (1962-1965) la proclamó Madre de la Iglesia, porque al ser madre del Hijo de Dios hecho hombre, lo es espiritualmente de todos los hombres y mujeres que por el bautismo hemos sido incorporados a esta comunidad de fe como hijos de Dios. Por eso podemos decirle no sólo “Santa María, Madre de Dios”, sino también “Madre nuestra”.



2. Comenzamos el año invocando el nombre de Jesús como Dios Salvador

Los bebés hebreos varones -como sigue sucediendo hoy con los judíos recién nacidos- recibían su nombre en el rito de la circuncisión a los ocho días de nacidos. Así sucedió con el Niño Jesús. Su nombre, como se explica en los relatos de anunciación a María en el Evangelio de san Lucas y a José en el de san Mateo, significa Dios salva, porque en hebreo, el nombre con el que Dios se había revelado doce siglos antes a Moisés -Yahvé, que significa Yo soy-, está contenido en el de Jesús (Yo soy el que salva).

A ejemplo de María, que como nos dice el Evangelio, “conservaba todas estas cosas meditándolas en su corazón”, meditemos nosotros en lo que representa para nuestra vida el santo nombre de Jesús. Cada vez que invocamos a Dios por este nombre, afirmamos su acción salvadora que puede liberarnos de las cadenas de nuestro egoísmo, de todo lo que nos impide realizarnos plenamente como personas, si acogemos sus enseñanzas con una disposición decidida a ponerlas en práctica.

Así pues, con la actitud de las gentes sencillas que saben acoger la presencia salvadora de Dios, al invocar a Jesús como Dios mismo que nos salva renovemos nuestra fe iniciando el nuevo año en su nombre, para que la acción sanadora y santificadora de su Espíritu se realice plenamente en todos y cada uno de nosotros, en nuestros hogares y familias, en nuestros lugares de trabajo, en todos los ámbitos de nuestra vida y de nuestras relaciones humanas.



3. Comenzamos el año implorando la paz como don de Dios a la humanidad

Con la evocación  del cántico de alabanza y de bendición asociado al misterio de la Navidad -“Gloria a Dios en el cielo y paz en la tierra a los hombres que ama el Señor” (Lucas 2,13)-, que actualiza y da su pleno sentido a la fórmula bíblica de bendición del Antiguo Testamento contenida en la primera lectura (Números 6, 22-27), la Iglesia celebra en el primer día del año civil la Jornada Mundial de Oración por la Paz.

El Mensaje del Papa Benedicto XVI para la Jornada Mundial de la Paz al comenzar este día el año 2012, lleva por título “Educar a los jóvenes para la justicia y para la paz”. Con este lema el Santo Padre plantea una cuestión urgente: escuchar y valorar las nuevas generaciones en la realización del bien común, en la afirmación de un orden social justo y pacífico donde puedan ser plenamente realizados los derechos fundamentales del ser humano.

Resulta, por tanto, un deber de los padres y madres de familia, juntamente con quienes ejercen la docencia en las instituciones educativas,  colocar a las futuras generaciones en las condiciones de vivir y expresar de manera responsable la urgencia de un mundo nuevo en el que todos los seres humanos realicen la capacidad de construir una civilización de amor fraterno coherente con las exigencias de verdad, de libertad y de justicia.

Al iniciar pues este año 2012, pidámosle al Señor el don de la paz y dispongámonos a hacer lo que nos corresponde para que este don llegue efectivamente a cada uno de nosotros: paz en los corazones, desarmando nuestros espíritus; paz en los hogares, haciendo de cada familia un lugar de convivencia constructiva; paz en nuestro país y en el mundo, como fruto del reconocimiento de la dignidad y de los derechos de todas las personas y de una sincera voluntad de reconciliación. Y compartamos nuestros deseos de paz con la fórmula de bendición contenida en la primera lectura bíblica de la liturgia del 1 de enero:


El Señor  te bendiga y te guarde;
ilumine su rostro sobre ti y te sea propicio;
te muestre su rostro y te conceda la paz.-

domingo, 25 de diciembre de 2011

Homilía Solemnidad de la Natividad del Señor

Homilía Solemnidad de la Natividad del Señor
Diciembre 25 De 2011

Primera: Is 52, 7-10; Salmo 97; Segunda: Heb 1, 1-6; Evangelio: Jn 1, 1-18



Nexo entre las lecturas

Podríamos decir que las lecturas del día de Navidad se concentran en dar una respuesta al gran interrogante que ha atravesado dos mil años de cristianismo: ¿Quién es Jesucristo? La respuesta la encontramos, sobre todo, en el prólogo del evangelio según san Juan: El Verbo, el creador del universo, la luz del mundo, el revelador del Padre, etc. Esta respuesta del evangelio es colocada en el ámbito del profetismo del Antiguo Testamento: Jesucristo, el mensajero que trae la paz y la salvación (primera lectura); Jesucristo, el último y definitivo profeta de Dios (segunda lectura).




Mensaje doctrinal



¿Quién es Jesucristo?

En todo el mundo cristiano el día 25 celebramos el nacimiento de un niño: Jesús de Nazaret que ha revolucionado durante dos mil años la historia de la humanidad, sobre todo del Occidente. Quienes no son cristianos tal vez se pregunten quién es ese niño que celebran los cristianos con tanta solemnidad. Y no está mal que también nosotros, en esta singular ocasión de la Navidad, nos lo preguntemos. O mejor, todavía, lo preguntemos a la Biblia, a través de la cual Dios nos habla y se nos revela.


1. Jesucristo es el Verbo, que vive en el seno de Dios, y que pone su tienda entre los hombres, en un determinado momento de la historia. Jesucristo, antes de ser una palabra pronunciada por la historia, es La Palabra pronunciada por el mismo Dios. En el mundo de Dios el Padre está pronunciando eternamente La Palabra. En Belén, en tiempo del emperador Augusto, La Palabra eterna es pronunciada por labios humanos, se convierte en palabra de carne. Se llama Jesús de Nazaret. ¿Quién es Jesús? Es el Verbo, que al ser pronunciado por los hombres, suena Jesús de Nazaret.


¿Quién es el Verbo?

Es Jesús, a quien el Padre llama La Palabra. En el misterio de Jesucristo no se puede separar la eternidad del tiempo, el Verbo de Jesús. Sería traicionar la revelación de Dios. A lo largo de la historia Dios había pronunciado palabras por medio de los profetas, palabras que manifestaban de modo incompleto la revelación de Dios. Con Jesucristo el Padre pronuncia la última, definitiva y única Palabra, en la que se compendia y llega a plenitud toda la revelación (segunda lectura).


2. Jesús es la vida y la verdadera luz del mundo. Vida y luz son dos imágenes muy usada en todo el Antiguo Testamento. Dios es el creador de la vida (plantas, animales, hombre). A la vez que creador, es también el señor, que dispone de ella según sus inescrutables designios. El hombre ha sido creado para la vida, no para la muerte. Con todo, a causa del pecado, el reino de la muerte se ha instalado en la historia. Cuando los cristianos proclamamos que Jesús es la vida, afirmamos que él es el vencedor de la muerte y el restaurador de la vida en la humanidad. Al restaurar la vida, ésta es como un faro de luz en un mundo prisionero de la tiniebla. Al confesar que Jesús de Nazaret, en el momento mismo de nacer es vida y luz de los hombres, estamos afirmando también que no es una vida cualquiera o una luz cualquiera, efímera y débil, sino la Vida y la Luz originales, presentes en Dios mismo. Porque es Vida y Luz, su historia personal, una más en sí misma entre las historias de los hombres, es fuente de Vida y de Luz para la humanidad entera.


3. Jesús es el revelador del Padre. "A Dios nadie le ha visto jamás, el Hijo unigénito, que está en el seno del Padre, nos lo ha revelado". Jesucristo no sólo es el revelado por los profetas, por ejemplo, por Miqueas, como mensajero de paz, de consolación y de salvación, o no sólo es revelado superior a los ángeles (segunda lectura). Él mismo, en persona, es revelador. ¿Y qué otra realidad más honda puede revelarnos sino el misterio de Dios, del que viene y en el que habita, absolutamente desconocido para los hombres? El Padre no es visible. Se hace visible y presente en Jesucristo. Lo hace visible hablándonos del Padre, v.g. las parábolas del padre misericordioso, y sobre todo nos habla del Padre en su modo de vivir y de estar en el mundo, entre los hombres.



Sugerencias pastorales

1.       Para ti, ¿quién es Jesucristo? Hemos de dejar las cuestiones generales y preguntarnos de modo muy personal: "Para mí, ¿quién es Jesucristo?". Según que se responda a esta pregunta con los labios, con el corazón y sobre todo con la vida, nuestra existencia seguirá un rumbo u otro, seguirá unos parámetros u otros según los cuales vivir. Si Jesucristo lo es todo para mí: mi Dios, mi salvador, mi modelo, mi todo, trataré de hacer real en mi vida este convencimiento. Si Jesucristo es un hombre extraordinario, el más enigmático y grandioso entre los hijos de Adán, pero nada más que hombre, seré tal vez un gran admirador de su figura, trataré de seguir su vida moralmente ejemplar, pero nunca caeré de rodillas ante él, ni le invocaré como redentor, ni estaré dispuesto a dar mi vida por creer en él. Si Jesucristo no fue más que "un hippie entre yuppies", como alguien ha dicho, o un mesías fallido como piensan muchos judíos, o un "avatar" más entre tantos otros que han existido y continúan viniendo a la existencia, ¿qué sentido tiene seguir siendo discípulo de Jesús de Nazaret? ¿Para qué seguir haciendo una pantomima recitando el credo? Que esta Navidad reafirmemos nuestra fe en "Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre", en "Jesucristo, redentor del hombre".


2. Presencia de Cristo en la historia. Jesucristo es el viviente. Él no ha pasado a la historia, como tantos personajes que un día, hace siglos o milenios, eso no importa, amaron y fueron amados, recorrieron los mismos espacios o semejantes a los que hoy recorremos en pueblos o ciudades de nuestro planeta. Jesucristo no pertenece al pasado. Mientras los hombres tenemos, por nuestra misma condición histórica, una relación con el pasado y con el futuro, Él es un presente sin más relación. Él vive, está a tu lado, te acompaña. Él te ama, se interesa por ti, te ilumina con su luz, te habla palabras de verdad y vida. Él quiere tu bien, no te deja tranquilo cuando tomas un mal camino, es un amigo que siempre te jugará limpio frente a la verdad, frente al eterno destino. Jesús vive en tu corazón por la amistad y comunión con él. Vive en la eucaristía, en el sagrario. Vive en la Biblia, Palabra inmortal de Dios al hombre. Vive en los hombres y mujeres que creen en él, le aman y siguen sus pasos. Vive en el Papa y en los Obispos que le representan ante los hombres. Vive en los niños inocentes, él que nunca dejó de ser niño en su relación con su Padre. Él vive para darnos la vida, para recordarnos siempre que nuestro destino es la vida, o mejor, la Vida.

jueves, 22 de diciembre de 2011

La Natividad del Señor, Diciembre 25 de 2011

La Natividad del Señor

Diciembre 25 de 2011



Por Gabriel Jaime Pérez, S.J.



Les deseo a todos y cada uno una feliz Navidad y un año 2012 pleno de las bendiciones del Señor.







Por aquel tiempo el emperador Augusto ordenó que se hiciera un censo de todo el mundo. Este primer censo fue hecho siendo Quirino gobernador de Siria, y todos tenían que ir a inscribirse en su propio pueblo. José salió de su pueblo de Nazaret, de la región de Galilea, y se fue a Belén, en Judea, donde había nacido el rey David, porque José era descendiente de David. Fue allá a inscribirse, junto con María, su esposa, que se encontraba encinta. Y sucedió que mientras estaban en Belén, le llegó a María el tiempo de dar a luz.

Allí nació su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales y lo acostó en una pesebrera, porque no hubo lugar para ellos en la posada. Había en la misma comarca unos pastores que dormían en el campo y vigilaban por turno durante la noche su rebaño. Se les presentó el ángel del Señor, y la gloria del Señor los envolvió en su luz; y se llenaron de temor. El ángel les dijo: «No teman, pues les anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: les ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es el Mesías, el Cristo Señor; y esto les servirá de señal: encontrarán al niño envuelto en pañales y acostado en una pesebrera.» Y de pronto se juntaron con aquel ángel muchos otros ángeles del cielo que alababan a Dios diciendo: «Gloria a Dios en el cielo, y paz en la tierra a los hombres que Él ama» (Lucas 2, 1-14).

La liturgia de la Iglesia nos propone para la fiesta de la Navidad cuatro misas, cada una con diferentes lecturas: el 24 de diciembre la misa vespertina de la vigilia, y el 25 las misas de medianoche, de la aurora y del día. Aquí me referiré sólo a las lecturas para la misa de la medianoche, que puede celebrarse también desde el 24 en la tarde y el mismo 25. Los textos bíblicos de Isaías en la primera lectura (Isaías 9, 1-3.5-6), del apóstol san Pablo en la segunda (Tito 2, 11-14) y del Evangelio según san Lucas (2,1-14), combinan la imagen de la luz y el reconocimiento del Niño Jesús nacido en una humilde pesebrera como el Salvador prometido, con la invitación a continuar disponiéndonos para su venida gloriosa, cuando nos encontremos definitivamente con Él en la eternidad.





1.    La relación de la fiesta de la Navidad con el símbolo de la luz


Los Evangelios no señalan la fecha del nacimiento de Jesucristo. La Iglesia comenzó a dedicar un tiempo especial a la conmemoración de la Navidad en el siglo IV, cuando el cristianismo fue establecido como religión oficial del imperio romano con la conversión del emperador Constantino. Desde entonces se empezó a celebrar en Roma una liturgia especial en la noche del 24 y durante el día 25 del último mes del año para proclamar a Jesús nacido como la Luz del mundo, en lugar de la fiesta pagana del “Nacimiento del Sol Invicto”, correspondiente al solsticio de invierno en el hemisferio norte.

Este es el sentido que desde nuestra fe le damos los cristianos al anuncio profético del libro de Isaías”: “El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande; habitaban tierras de sombras y una luz les brilló”. Lo que el libro de Isaías proclamaba refiriéndose al regreso de los israelitas de su destierro en Babilonia en el año 538 antes de Cristo, nosotros lo aplicamos a la manifestación visible de Dios en persona como nuestro Salvador, iniciada hace poco más de dos mil años con el nacimiento de Jesús, cuya acción salvadora ha hecho posible la justicia y la paz en la medida en que acojamos su “Buena Noticia” y pongamos en práctica sus enseñanzas.





2.    “La señal: … un niño envuelto en pañales y acostado en una pesebrera”



La Buena Noticia -que es lo que significa la palabra griega eu-angelion- es un anuncio gozoso. Por eso, cuando el Evangelio relata cómo se les dio a los pastores de Belén la noticia del nacimiento de Jesús, pone en la voz del ángel o mensajero de Dios la frase “les anuncio una gran alegría”. Esta noticia gozosa se une a la alabanza a Dios y a la proclamación de la paz para todos los seres humanos que quieran recibirla. Tal es el sentido del himno que rezamos o cantamos al inicio de la Misa, tomado del mismo relato evangélico con un especial significado en la fiesta de la Navidad, y que comienza diciendo: Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor.

Hay además en este relato evangélico un detalle significativo: la señal por la cual puede verificarse la realización de esa Buena Noticia es un niño envuelto en pañales y acostado en una pesebrera. En otras palabras, al Dios que ha venido a salvarnos no hay que buscarlo en las alturas inaccesibles -no obstante la exclamación “Gloria a Dios en el cielo”, sino en la realidad cercana de lo humano, porque Él mismo ha asumido nuestra propia naturaleza para redimirla. Tampoco se le encuentra en el lujo de los palacios, sino en la pobreza de un establo, en la humildad y sencillez de la vida de los pobres que se reconocen necesitados de salvación, representados en María y José, para quienes “no hubo lugar en la posada”, y también representados en los pastores de Belén.







3.    “Una vida sobria, honrada y religiosa, aguardando la dicha que esperamos”



Pero la celebración de la Navidad no debe quedarse para nosotros en una mera contemplación. Debe llevarnos al compromiso de una existencia vivida de acuerdo con el plan salvador de Dios, que implica una conducta coherente con nuestra fe en Él. Esto es lo que nos dice la palabra de Dios a través del apóstol san Pablo en la segunda lectura, tomada de su carta a Tito, uno de sus colaboradores en la proclamación de la Buena Noticia de la acción salvadora de Dios a través de nuestro Señor Jesucristo…

Por eso, si en la fiesta solemne de la Navidad y cada vez que cantamos o rezamos el Gloria nos unimos de palabra a la voz de los ángeles para dar gloria a Dios en el cielo y desear la paz en la tierra a todos los seres humanos -que como tales, incluso con nuestras debilidades y limitaciones, somos amados por Dios-, dispongámonos a seguir la exhortación del apóstol Pablo: llevemos una vida sobria, honrada y religiosa, aguardando la dicha que esperamos y la manifestación de la gloria del gran Dios y salvador nuestro Jesucristo”. Esta manifestación sucederá para cada uno de nosotros cuando llegue el momento de nuestro encuentro definitivo con Él en la eternidad.




Nuevamente Les deseo a todos y cada uno una feliz Navidad y un año 2012 pleno de las bendiciones del Señor.

viernes, 16 de diciembre de 2011

Homilía Dominical Diciembre 18 de 2011

Homilía Dominical

Diciembre 18 de 2011

Por Gabriel Jaime Pérez, S.J.

Lucas 1, 26-38

A los seis meses Dios envió al ángel Gabriel a un pueblo de Galilea llamado Nazaret, donde vivía una joven llamada María; era virgen, pero estaba comprometida para casarse con un hombre llamado José, descendiente del rey David. El ángel entró en el lugar donde ella estaba, y le dijo: “¡Salve, llena de gracia! El Señor está contigo”. María se sorprendió ante estas palabras y se preguntaba qué significaría aquel saludo. El ángel le dijo: “María, no tengas miedo, pues tú gozas del favor de Dios. Ahora vas a quedar encinta, tendrás un hijo y le pondrás por nombre Jesús. Será un gran hombre, al que llamarán Hijo del Dios altísimo, y Dios el Señor lo hará Rey, como a su antepasado David, para que reine por siempre sobre el pueblo de Jacob. Su reinado no tendrá fin”.

María preguntó al ángel: “¿Cómo podrá suceder esto, si no vivo con ningún hombre?” El ángel le contestó: “El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Dios altísimo se posará sobre ti. Por eso el niño que va a nacer será llamado Santo e Hijo de Dios. También tu parienta Isabel va a tener un hijo, a pesar de que es anciana; la que decían que no podía tener hijos está encinta desde hace seis meses, porque para Dios no hay nada imposible”. Entonces María dijo: “Yo soy la esclava del Señor; que Dios haga conmigo lo que me has dicho”. Y la dejó el ángel.

Hoy las lecturas bíblicas se centran en el misterio de la Encarnación. En el griego bíblico el término sarx (carne) se emplea metafóricamente para indicar la naturaleza humana. En Jesús la Palabra o Verbo de Dios se hizo carne, y en este misterio se cumplió hace poco más de 20 siglos la promesa divina anunciada mil años antes de Cristo al rey David y relatada en la primera lectura (II Samuel 7, 1-16). En la segunda (Carta de san Pablo a los Romanos 16, 25-27), el apóstol invita a los primeros cristianos de Roma a recibir con fe la revelación de Dios realizada plenamente en Jesucristo. Y el Evangelio nos muestra la disponibilidad de María para que a través de ella se realzara el misterio de la Encarnación.







1.- En el misterio de la Encarnación, Dios cumple su promesa hecha al rey David

Los profetas del Antiguo Testamento habían anunciado que vendría enviado por Dios un Mesías, palabra que en hebreo significa Ungido y corresponde al término griego Xristos. Este Mesías o Cristo descendería del rey David, a quien Dios le había hecho una promesa por medio del profeta Natán, descrita así en la primera lectura: “Dios el Señor lo hará Rey para que reine por siempre… Su reinado no tendrá fin”.

En el Evangelio encontramos un eco de esta promesa, en la cual se fundaba la esperanza de los creyentes en un Dios que los libraría de las múltiples formas de violencia que padecían gracias a su presencia salvadora en la historia humana, una presencia que iría mucho más allá de la que se significó antiguamente con el templo, en el que se guardaba el arca de la alianza, un cofre que contenía los mandamientos proclamados en tiempos de Moisés para simbolizar el pacto de Dios con su pueblo.







2.- María, modelo de disponibilidad, es elegida por Dios para cumplir su promesa

En el anuncio del misterio de la Encarnación hecho a María, tal como nos lo presenta el relato del Evangelio empleando simbólicamente la figura del ángel o mensajero de Dios cuyo nombre -Gabriel- significa “Dios se ha mostrado fuerte”, “mi fuerza es Dios”, o “Dios me ha fortalecido”, vale destacar la actitud de María, quien precisamente confiada en la fortaleza que Dios le da y en que para Él “nada hay imposible”, manifiesta su completa disponibilidad para que se realice en ella lo que el Señor quiere: “Yo soy la servidora del Señor, hágase en mí según tu palabra”.

En este tiempo del Adviento que termina con los días inmediatamente anteriores a la fiesta de la Navidad, somos invitados también nosotros a manifestar nuestra disponibilidad para que se cumpla en nuestra vida lo que Dios quiere, dando así testimonio de su presencia liberadora y salvadora. Porque el misterio de la Encarnación de Dios no es sólo un hecho sucedido hace poco más de 20 siglos, sino un proceso iniciado desde la creación del ser humano “a su imagen y semejanza”, que si bien llega a su plenitud con la concepción de Jesús en el seno de María, con su nacimiento y con su vida entregada por nosotros en la cruz y glorificada en la resurrección, continúa aconteciendo en toda persona que se abre a la Palabra de Dios y la pone en práctica.







3.- Nosotros somos invitados a proclamar la revelación encarnada de Dios en Jesucristo

Este es el contenido esencial de nuestra fe: Dios se reveló plenamente en Jesucristo, cuyo nacimiento como Dios hecho hombre, nos preparamos para celebrar. En Él, como escribe san Pablo en la segunda lectura, se ha manifestado el misterio mantenido en secreto durante siglos, y desde entonces la misión de quienes creemos en este misterio de la Encarnación es proclamarlo con el testimonio de nuestra propia vida.

¿Estoy realmente dispuesto a recibir en mi vida la Palabra de Dios hecha carne, para que toda mi existencia sea una manifestación nuevamente encarnada de Dios en el mundo? ¿Qué he hecho y qué debo hacer para que en mi vida acontezcan nuevamente los misterios de la Encarnación y de la Navidad?

- Hay Encarnación y Navidad en nuestra vida cuando abrimos la mente y el corazón a la Palabra de Dios, escuchándola y disponiéndonos, como María santísima, a que se realice en nosotros su voluntad.

- Hay Encarnación y Navidad en nuestra vida cuando abrimos la mente y el corazón para recibir a Jesús que viene a nosotros y nos alimenta con su cuerpo y su sangre en la en la Eucaristía.

- Hay Encarnación y Navidad en nuestra vida cuando abrimos la mente y el corazón a nuestros prójimos, especialmente a los más necesitados, compartiendo con ellos la mesa de la creación y poniéndonos al servicio de ellos en la búsqueda activa de una sociedad justa y en paz, en la que todos convivamos de verdad como hermanos.

jueves, 15 de diciembre de 2011

Novena De Navidad 2011

Hoja 1

Para todos los días



Presentación

“EL SEÑOR ESTÁ CONTIGO” (Lucas 1, 28)



No existimos solamente nosotros, los humanos, en el universo: somos un YO que lleva dentro de sí un TÚ. Y no meramente porque somos hombres y mujeres, prójimos y semejantes: es el TÚ de Dios, “en quien somos, nos movemos y existimos” (Hechos 17, 28).  ¡Qué no ha hecho Dios para que cada uno de los humanos nos conectemos con Él y entremos en la alianza de amor que nos propone!  La Creación, el hacernos a imagen y semejanza suya, el pueblo de Israel, la historia de sus relaciones con éste pueblo, hasta llegar a lo máximo: revelarnos su ser “por dentro”, enviándonos a su Hijo, Jesús, Dios Hecho Hombre. La Encarnación del Hijo de Dios inició con un ser humano plenamente abierto, en el silencio, en la escucha, en el amor, al Tú que es Dios: María, junto con José, con quien se había desposado, dieron el “sí” de su amor a Dios.

Navidad es nuestra oportunidad de ser como ellos y de decirle al mundo: “El Señor está contigo”.  Amén.



+ Darío de Jesús Monsalve Mejía

Arzobispo de Cali




Hoja 2

Para todos los días



Oración para todos los días:

Benignísimo Dios de infinita caridad, que nos has amado tanto y que nos diste, en tu Hijo, la mejor prenda de tu amor, para que, encarnado y hecho nuestro hermano en las entrañas de la Virgen, naciese en un pesebre para nuestra salud y remedio; te damos gracias por tan inmenso beneficio.



En retorno te ofrecemos, Señor, el propósito sincero para hacer de nuestros hogares verdaderas familias formadoras de personas, educadoras en la fe y promotoras del desarrollo.



Te pedimos que ésta Navidad, fiesta de paz y alegría, sea para nuestras familias un estímulo, a fin de que viviendo como hermanos, busquemos más y más los caminos de la verdad, la justicia, el amor, la reconciliación y la paz. Amén.



Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo…

(3 veces).




Hoja 3

Para todos los días





A María de Nazaret

Madre de la misericordia,

Salve, Madre del Redentor,

Dios te salve, Vírgen gloriosa,

Salve, Reina nuestra.



Reina de la esperanza,

Muéstranos el rostro de tu divino Hijo;

guíanos por el camino de la santidad;

danos la alegría de los que saben decir “Sí” a Dios.

Reina de la paz,

sacia los corazones sedientos

de justicia, paz y reconciliación.



Haz que seamos amigos de los pobres y pequeños;

consigue para los pueblos de la tierra

el espíritu de hermandad.

Intercede por nosotros ante tu Hijo. Amén.



(Benedicto XVI).



Madre de Dios y Madre Nuestra

      R. intercede por nosotros.



Dios te salve María…




Hoja 4

Para todos los días



A San José

Varón justo de Nazaret, obediente al Espíritu,

custodio del Redentor;

a ti, el hombre del silencio, atento a la voz de Dios,

te invocamos en esta Novena de Navidad,

imploramos de ti la protección de nuestras familias,

de los esposos, de nuestros hijos e hijas.

yúdanos a escuchar y obedecer la Palabra de Dios.



Concede a nuestros papás la sabiduría

que viene de lo alto, asístelos en el trabajo,

dales un corazón dócil a Dios.



A los que somos hijos ayúdanos a respetar

a nuestros padres, a honrarlos a amarlos siempre.

Que nunca termine nuestro asombro

ante el don de la vida.



San José: Bendice y protege nuestros hogares,

Tú, el padre adoptivo de Jesús,

concédenos ser buenos padres,

buenos hijos, buenos hermanos. Amén.



San José, modelo de esposo y padre

      R/   Ruega por nosotros.




Hoja 5

Para todos los días



AL NIÑO DIOS



Ha nacido en un establo

un niño que es una estrella.

No viene a quitarnos nada,

Sino a vestirnos de fiesta,

a encender nuestra esperanza

y a iluminar nuestras sendas.

Él no quiere nuestras cosas,

Solo quiere nuestra entrega.



Vamos todos a adorarle

y a contemplar su belleza.

Ven Palabra hecha Carne,

Ven y disipa con tu luz nuestras tinieblas,

ven y llénanos de aquella alegría

que nadie nos puede quitar

porque es la alegría de Dios.

Amén.



Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo…

(Tres veces)



Padre Nuestro…




Hoja 6

Para todos los días



GOZOS




1.     Felices somos nosotros
Porque Jesús nace hoy
y con su vida nos trae
el gran mensaje de amor.

2.     El gran misterio encarnado
hoy se hace realidad
nace el Dios con nosotros
que salvará a la humanidad.

3.     Nace hoy entre nosotros
para llevarnos a Dios
con gozo y agradecidos te cantamos con amor.

4.     Canta el cielo y la tierra
y nosotros cantamos también
el veinticuatro de diciembre
Jesús nace en nuestro ser.

5.     Imagen del Dios perfecto
nos viene a mostrar
porque Tú eres el camino
la vida y la verdad.


6.     Nuestro pesebre te ofrecemos
para que nazcas en él
y en la humildad de nuestras vidas
los otros te puedan ver.

7.     Noche buena, noche Santa
en la que nace Dios,
con tu venida nos traes
tu amor, tu paz y tu perdón.











(Gozos escritos por la Hermana Faride Aranzazu, fsp)






Hoja 7

Día Primero 

16 de Diciembre

El anuncio de la Buena Noticia

Lectura del santo Evangelio según san Lucas

“El ángel le dijo: No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. Él será grande, se le llamará Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin. María respondió al ángel: ¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón? El ángel le respondió: El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios. Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de la que llamaban estéril, porque ninguna cosa es imposible para Dios. Dijo María: He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra” (Lucas 1, 30-38).

Reflexión: A ése diálogo de María con el ángel lo llamamos la anunciación. Es la gran noticia que recibe María de Nazaret, la Virgen atenta a la voz de Dios: vas a concebir y vas a dar a luz un hijo. La vida es don de Dios, es el mayor regalo que se nos da y nuestra tarea es cuidar ese regalo, asombrarnos cada día ante el don de la vida, respetarla hasta el final.

También hoy, en éste año 2011, el Señor nos anuncia que quiere nacer en nosotros. Y éste anuncio nos llega a través de nuestra madre la Iglesia, por medio de la proclamación del Evangelio, por medio de los Sacramentos, a través de nuestra Novena de Navidad que estamos haciendo. Y María preguntó cómo sería eso y al final pronunció un total a ese anuncio. Se fió de la Palabra de Dios a través del ángel, creyó plenamente en el Dios de la Alianza, se puso al servicio de Dios.



Con la humildad de María, preguntemos también nosotros en nuestros ratos de oración ¿Cómo será esto? ¿Qué quieres que yo haga? ¿Cómo puedo anunciar hoy que la Navidad es el nacimiento de Jesús en nuestras vidas?

Villancico…




Hoja 7

Día Segundo 

17 de Diciembre

La Luz viene de lo alto

Lectura del santo Evangelio según san Juan

“Y la Palabra era la luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a éste mundo. En el mundo estaba, el mundo fue hecho por ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa y los suyos no la recibieron. Pero a todos los que la recibieron les dio poder de hacerse hijos de Dios, a los que creen en su nombre; la cual no nació de sangre, ni de deseo de carne, ni de deseo de hombre, sino que nació de Dios. Y la Palabra se hizo carne, y puso su morada entre nosotros, y hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad” (Juan 1, 9-14).



Reflexión: El evangelio de Juan NO cuenta el nacimiento de Belén, ni habla de María y José, su relato se remonta muy alto, viaja hasta la inmensidad y profundidad de Dios y nos muestra como la palabra es luz de Dios, luz del mundo. Sin Jesús, que es la Palabra encarnada, vivimos en  tinieblas, somos incapaces de leer nuestra historia y nuestra vida.



Sin Jesús, el Hijo eterno de Dios, no sabemos cuál es el camino de la salvación, no sabemos qué es el bien y qué es el mal. Sin Cristo, no sabemos cómo Dios ama al mundo hasta el punto de enviarnos a su Hijo.



El nacimiento de Jesús se conmemora cada año, y así como hay muchas personas que queremos recibir a Jesús en nuestra vida, hay muchas otras personas que no lo conocen o que no quieren recibirlo. Pensemos en silencio éstas preguntas: Nosotros, nuestra familia ¿Sí queremos recibir a Jesús en nuestras vidas? ¿Estamos dispuestos a anunciarlo a aquellos que no lo conocen? ¿Nos dejamos iluminar por Jesús? ¿Su Palabra tiene campo en nuestro corazón?



Villancico…




Hoja 7

Día Tercero 

18 de Diciembre





La obediencia al Espíritu Santo

Lectura del santo Evangelio según San Mateo

“La generación de Jesucristo, fue de ésta manera: Su madre, María, estaba desposada con José y, antes de empezar a estar juntos ellos, se encontró en cinta por obra del Espíritu Santo. Su marido José, como era justo y no quería ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en secreto. Así lo tenía planeado, cuando el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas en tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados” (Mateo 1, 18-21).

Reflexión: El Espíritu Santo está al comienzo y al final de la vida terrena de Jesús, por él, fuerza de Dios, Señor y dador de vida, se hace posible la concepción virginal de María, por él, que procede del Padre y del Hijo, resucita de entre los muertos, vence la muerte, triunfa la vida.

He aquí el misterio profundo de Dios, que supera nuestros cálculos, que va más allá de nuestros razonamientos. En José tenemos un ejemplo de fe, él escucha y obedece al Ángel, al enviado de Dios, él se fía de Dios. Y nosotros: ¿Confiamos en Dios? ¿Le creemos a Él?  ¿Lo escuchamos? El papa Juan Pablo II llamó a José custodio del Redentor, nos invitaba así a guardar la vida, a cuidarla, a respetarla porque ese Jesús que nace pobre y humilde es el camino, la verdad, y la vida.

En silencio meditemos: ¿Respeto la vida que Dios me ha regalado a través de mis padres?.

Villancico…




Hoja 7

Día Cuarto 

19 de Diciembre

¿Cómo recibimos a Dios?



Lectura del santo Evangelio según san Lucas



Sucedió que por aquellos días salió un edicto de César Augusto ordenando que se empadronase todo el mundo. Éste primer empadronamiento tuvo lugar siendo gobernador de Siria Cirino. Iban todos a empadronarse, cada uno a su ciudad. Subió también José desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por ser él de la casa y familia de David, para empadronarse con María, su esposa, que estaba encinta” (Lucas 2, 1 - 5).



Reflexión: Empadronarse significa registrarse, censarse, es decir notificar quién es uno, cuál es su familia, quiénes la componen. El pasaje del Evangelio dirá más adelante que José y María no encontraron alojamiento, por eso Jesús nacerá pobre y humilde y él mismo afirma “que no tiene dónde reclinar la cabeza” (Mateo 8,20).



Hay tantos desplazados en nuestra ciudad, en nuestros barrios, hay tantas familias divididas porque no tienen cómo vivir bajo un mismo techo y tal vez nuestra indiferencia nos impide saber esto y tratar de hacer algo. Comencemos en ésta novena por interesarnos por los desplazados, por saber ofrecer la palabra que consuela, por ser solidarios con los que sufren la ausencia de hermanos, padre, o madre.



Damos también gracias por nuestra familia que está unida, que quiere orar junta, que desea crecer en la fe, que quiere ser testigo de la defensa de la vida. ¿Cómo podemos ayudar a los desplazados?  ¿Cómo podemos mantenernos unidos aún en medio de las dificultades?



Villancico…






Hoja 7

Día Quinto 

20 de Diciembre



En el pesebre encontramos a Dios



Lectura del santo Evangelio según san Lucas



“El ángel les dijo: No temáis, pues os anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor; y esto os servirá de señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre” (Lucas 2, 10 - 13).





Reflexión: Se acerca la noche santa, la noche en que Cristo, el Salvador, nace entre nosotros y eso trae una gran alegría, la alegría de sabernos queridos por Dios, la alegría del perdón y de la paz que trae Cristo, porque Él se hace hombre para que nosotros lleguemos hasta Dios, nos unamos a Dios, alcancemos a Dios.



Esto es lo que celebramos en Navidad, no vamos detrás de un regalo pasajero, no festejamos con licor y consumo, esperamos con sencillez el mejor regalo del mundo: Cristo, Señor y Salvador nuestro. Hagamos un momento de silencio y pensemos: ¿Qué espero en ésta Navidad? ¿Mi corazón quiere recibir a Cristo, o prefiero regalos que se acaban pronto y NO duran? ¿Cómo celebro la Navidad con mi familia?.





Villancico…




Hoja 7

Día Sexto 

21 de Diciembre



Misioneros de la Buena Nueva



Lectura del santo Evangelio según san Lucas



“Y sucedió que cuando los ángeles, dejándoles, se fueron al cielo, los pastores se decían unos a otros: Vayamos, pues, hasta Belén y veamos lo que ha sucedido y el Señor nos ha manifestado. Y fueron a toda prisa, y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre” (Lucas 2, 15 - 16).



Reflexión: Los pastores son como los primeros misioneros de esa gran noticia, del nacimiento del Salvador. Han creído al ángel, se han fiado de la Palabra que se manifiesta, del acontecimiento de Dios entre ellos y por eso se apresuran a constatar el nacimiento de éste niño.



También nosotros hoy, 2011 estamos invitados como los pastores a contar a otros que Cristo es nuestra salvación, que Él da sentido a nuestras vidas, que Él NO nos quita nada sino que NOS da todo: su amor, su perdón, que Él sacia el deseo más profundo del ser humano: la felicidad de estar con Dios, de habitar en Él, de encontrar respuesta a nuestras preguntas fundamentales. ¿Cómo anunciar hoy esta Buena Noticia?  ¿;e considero misionero del Evangelio? ¿Contagio a otros de la alegría de ser creyente? Pensemos un momento qué respuestas damos a estas preguntas.



Villancico…




Hoja 7

Día Séptimo 

22 de Diciembre





Adoradores de Dios



Lectura del santo Evangelio según san Mateo



“Nacido Jesús en Belén de Judea,  en tiempo del rey Herodes, unos magos que venían del Oriente se presentaron en Jerusalén, diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Pues vimos su estrella en el Oriente y venimos a adorarle” (Mateo 2, 1 - 2).



Reflexión: Adorar es la actitud propia del creyente. Reconocer “al Rey de los judíos” es reconocer que Dios es el único Señor, que en Jesús se ha hecho presente, visible, cercano a nosotros. Dice más adelante el pasaje evangélico que estos magos se dejaron guiar por una estrella.



Ella es el signo del cielo, ella indica dónde está ese niño que es el Dios con nosotros, por eso ellos se toman el trabajo de viajar, de rendirle homenaje y de ofrecerle regalos. Los padres de la Iglesia nos interpretaron el significado  de esos presentes: oro como rey, incienso como Dios, mirra como hombre que entrega su vida, su pasión.



¿Tenemos tiempo para adorar?

¿Reconocemos en Jesús al Mesías, el Señor?

¿Buscamos como los magos la luz que es Cristo?

Pensemos unos minutos a estas preguntas.



Villancico…




Hoja 7

Día Octavo 

23 de Diciembre



¿Rechazamos a Dios?

Lectura del santo Evangelio según San Mateo

“Después que ellos se retiraron el Ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: Levántate toma contigo al niño y a su madre y huye a Egipto; y estate allí hasta que yo te diga. Porque Herodes va a buscar al niño para matarle. Él se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se retiró a
Egipto; y estuvo allí hasta la muerte de Herodes, para que se cumpliera el oráculo del Señor por medio del profeta; De Egipto llamé a mi hijo. (Mateo 2, 13 - 15).

Reflexión: Jesús que nació en un pesebre, pobre y humilde, es objeto de violencia, de persecución, de amenaza de muerte. Un día dará la vida por nosotros, será crucificado. Suena duro éste pasaje en vísperas de la nochebuena, pero así fue la vida de Jesús, él pasó haciendo el bien, él mismo anunció su pasión y resurrección.

El pasaje del Evangelio enseña pues que nosotros mismos podemos rechazar a Dios, en su enviado, que nosotros podemos crucificar hoy a Jesús cuando rechazamos su enseñanza, cuando odiamos y matamos, cuando nos creemos superiores a Dios. Oremos en ésta Navidad para que haya paz y reconciliación entre todos, para que termine la violencia, para que seamos capaces de perdonar y de amar a nuestros enemigos. Eso fue lo que nos enseñó Jesús al sufrir en carne propia el odio y el rechazo. Él en la cruz dirá: ¡Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”.

Villancico…




Hoja 7

Día Noveno 

24 de Diciembre





Dios nace hoy en nuestras familias

Lectura de la carta de san Pablo a los Gálatas

“Pero, al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que se hallaban bajo la ley, y para que recibiéramos la filiación adoptiva. La prueba que sois hijos es que Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama: Abba, Padre. De modo que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero por voluntad de Dios” (Gálatas 4, 4 - 7).



Reflexión: En esta noche santa del Nacimiento del Hijo de Dios, éste pasaje de San Pablo nos ayuda a comprender el alcance de esta gran celebración. Cristo ha nacido para rescatarnos de la esclavitud del pecado, para regalarnos la condición de hijos, libres de todo aquello que nos aparta de Dios y de los demás, para hacernos herederos del reino de Dios.

Por eso decimos ésta noche Feliz Navidad, Santa Navidad, felices nosotros que celebramos el nacimiento de aquel que nos lleva hasta Dios. Qué gran regalo recibimos, qué luz nos ilumina, la luz de aquel que vence todo miedo, toda aflicción, todo sufrimiento. Alegrémonos de verdad por esta celebración.