Final De Los Tiempos

viernes, 22 de febrero de 2013

Homilía dominical Febrero 24 de 2013


Homilía dominical
Febrero 24 de 2013


“Este es mi Hijo, escúchenle”
Lucas 9, 28-36

Por: José Martínez De Toda, S.J.

Lectura del santo evangelio
según San Lucas
(Lc 9, 28-36)

NARRADOR – En aquel tiempo Jesús llamó a Pedro, a Juan y a Santiago y subió a lo alto de la montaña para orar. Y mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió, sus vestidos brillaban de blanco. De repente, dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías, que, apareciendo con gloria, hablaban de su muerte, que iba a consumar en Jerusalén. Pedro y sus compañeros se morían de sueño; y, espabilándose, vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él. Mientras éstos se alejaban, dijo Pedro a Jesús:

PEDRO – "Maestro, qué bien se está aquí. Haremos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías".

NARRADOR – No sabía lo que decía.

Todavía estaba hablando cuando llegó una nube que los cubrió. Se asustaron al entrar en la nube. Una voz desde la nube decía:

DIOS PADRE – "Este es mi Hijo, el escogido, escúchenle".

NARRADOR – Cuando sonó la voz, se encontró Jesús solo. Ellos guardaron silencio y, por el momento, no contaron a nadie nada de lo que habían visto.



Pregunta 1

Dice el evangelio que Jesús apareció de una forma deslumbrante. ¿Por qué aparece Jesús de esta forma tan llamativa?

Entre la gente que seguía a Jesús, corrían dos interpretaciones de lo que debía ser el Mesías:

-       Una era la política y militar. La mayoría pensaba que el Mesías devolvería el poder y la gloria al pueblo judío.

-       Otra era la de la entrega hasta la muerte, a pesar del sufrimiento. Esta era la interpretación de Jesús. Precisamente seis días antes de la Transfiguración, Jesús había dicho a los discípulos: “El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y letrados; sufrir la muerte y resucitar luego de tres días” (Mc 9, 2-10).

Estas palabras de Jesús sembraron la alarma entre los discípulos.

El mismo Pedro trató de disuadirle (Marcos 8:31-33), porque esto no cuadraba con sus expectativas gloriosas de mando y poder.

Los hermanos Santiago y Juan le andaban pidiendo los primeros puestos en el reino del Mesías.

Estos tres discípulos son los que, al parecer, ofrecen mayor resistencia a Jesús cuando les habla de su destino doloroso de crucifixión.

Y Jesús quiso dar una lección a esos tres discípulos


Pregunta 2
¿Qué hace Jesús para probar que su interpretación del Mesías es la verdadera?

-En primer lugar, aparece en una forma gloriosa. Se transformó: su rostro cambió, sus vestidos brillaban de blanco.

El evangelio utiliza la palabra griega ‘metamorfosis’, que usamos para describir el proceso por el que una oruga se convierte en una mariposa, una dramática transformación. En este pasaje de Jesús sólo hay una transformación de su apariencia externa.

Jesús se presenta a los tres discípulos revestido de la gloria del mismo Dios. Como lo anunció a sus discípulos, va a ser crucificado por sus adversarios, pero va a ser, también, resucitado por Dios.

En segundo lugar, aparece conversando amigablemente con Moisés y Elías.


Pregunta 3
¿Por qué aparecen Moisés y Elías junto a Jesús?

Porque eran los dos máximos exponentes de la tradición bíblica:

- Moisés, que fue el gran dador de la Ley y de los 10 Mandamientos 1.200 años antes. Pero además es el gran Liberador. Dios envió a Moisés a liberar al pueblo de Israel de la esclavitud de Egipto y a conducirlo a una tierra de libertad que mana leche y miel.

- Elías era el gran profeta, que inició una gran renovación espiritual en Israel 900 años antes de Cristo. Elías era muy cercano a Dios. Y Dios se le hacía presente de forma muy íntima.

Elías en el monte Horeb, vio que el Señor no se dejó sentir ni en el viento fuerte, ni en el terremoto, ni en el fuego que pasó por delante de la cueva donde estaba, sino en un “sonido suave y delicado”, ante el cual Elías se cubrió la cara con su capa.

Ante aquella manifestación gloriosa de Jesús y la presencia de aquellos dos hombres, que encarnan la Ley y los Profetas, <Pedro reacciona con toda espontaneidad: «Señor, ¡qué bien se está aquí! Si quieres, haré tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías». No ha entendido nada. Por una parte, pone a Jesús en el mismo plano y al mismo nivel que a Elías y Moisés: a cada uno su tienda. Por otra parte, se sigue resistiendo a la dureza del camino de Jesús; lo quiere retener en la gloria del Tabor, lejos de la pasión y la cruz del Calvario.> (Pagola)

Pero Dios mismo le va a corregir de manera solemne.

Como respuesta de Dios Padre a la confusión de Pedro, “apareció una nube, que se posó sobre ellos. Y de la nube salió una voz, que dijo:// “Este es mi Hijo amado: escúchenle a Él”//.

Sólo Jesús irradia luz propia. Todos los demás (incluyendo Moisés y Elías) somos testigos de la luz, irradiamos la Luz de Él, somos un reflejo de su Luz, de su Palabra.

Y hemos de escuchar su Palabra, también cuando nos habla de «cargar la cruz» en todos los tiempos.

Pregunta 4
¿Qué es lo más importante en este evangelio de la Transfiguración?

1.    Es la frase de Dios Padre: “Este es mi Hijo amado. Escúchenlo” (Marcos, 9, 7). Estas son casi las mismas palabras que Dios Padre dijo en el bautismo de Jesús. Entonces las dijo a Jesús. Ahora la voz de Dios Padre se dirige a los discípulos.


Pregunta 5
¿Estas palabras nos tocan también a nosotros?

Las necesitamos. Hay tantas voces hoy día. Y todas las voces parecen sabias y atractivas. Son de eruditos, internautas, comentaristas, políticos, gurús religiosos, celebridades... Nos prometen salud, riqueza y felicidad, pero raramente cumplen sus promesas y frecuentemente nos llevan a la ruina. ¿Hay una voz confiable en medio de toda esta cacofonía?

2.    También está la nube. A través de todas las Escrituras, la nube simboliza la presencia de Dios. Así ocurrió durante la travesía del desierto de los israelitas:

-       Dios caminaba delante de su pueblo en una columna de nube (Éxodo 13,21).

-       Y en el Sinaí, mientras Dios hablaba con Moisés, se escondía detrás de una nube.

Así pues, la transfiguración significó la validación de Jesús, como el Señor ungido, y el máximo exponente de la voluntad de Dios Padre.

Todos los símbolos -monte sagrado, Moisés (la Ley), Elías (los profetas), la nube (que también aparece en el Éxodo), la luz resplandeciente-, van a indicar que en Jesús se cumplía todo lo anunciado por los antiguos escritos del pueblo de Israel.

Aquí se dio una “teofanía” (aparición de Dios), al estilo de muchas de las teofanías del Antiguo Testamento. Por ejemplo:

-       Cuando Dios se aparece a Moisés y a los ancianos (Éxodo 24, 9-11);

-       Cuando Dios se aparece a Elías en el viento (1 Reyes 19, 9-14);

-       Cuando Dios se aparece al profeta Ezequiel en un carro (Ezequiel 1, 1-28).


Pregunta 6

¿Por qué les prohíbe decírselo a nadie, hasta después de la resurrección?

Los discípulos aún no están preparados para hablar correctamente de Jesús. Aún no han entendido bien el mensaje de Jesús, su interpretación de cómo debe ser el Mesías, y por lo tanto no serían capaces de proclamar su mensaje fielmente.


Despedida

Les invitamos a la Eucaristía, sacramento del amor. Ahí cumpliremos lo que dijo la voz del cielo en la Transfiguración: "Este es mi hijo amado, escúchenlo". Y también recordaremos en la 1ª Lectura la fe de Abrahán, Padre de los creyentes, y cómo fue premiado por Dios.

lunes, 18 de febrero de 2013

Domingo II De Cuaresma, Febrero 24 De 2013


LECTIO DIVINA
Domingo 2 Tiempo Cuaresma Ciclo C Febrero 24 de 2013



“El Señor es mi luz y mi salvación 
¿a quién temeré?”
Salmos 27 (26), 2


PREPARACIÓN ESPIRITUAL

Ven a mí, Espíritu Santo,
Espíritu de sabiduría:
dame mirada y oído interior
para que no me apegue a las cosas materiales, sino que busque siempre las realidades del Espíritu.
Ven a mí, Espíritu Santo, Espíritu de amor:
haz que mi corazón siempre sea capaz de más amor.
Ven a mí, Espíritu Santo,
Espíritu de verdad:
concédeme llegar al conocimiento de la verdad en toda su plenitud.
Ven a mí, Espíritu Santo,
agua viva que lanza a la vida eterna: concédeme la gracia de llegar
a contemplar el rostro del Padre en la vida y en la alegría sin fin. Amén.


Lucas
9, 28b-36

28 Jesús subió a un cerro a orar, acompañado de Pedro, Santiago y Juan.
29 Mientras oraba, el aspecto de su cara cambió, y su ropa se volvió muy blanca y brillante;
30 y aparecieron dos hombres conversando con él. Eran Moisés y Elías,
31 que estaban rodeados de un resplandor glorioso y hablaban de la partida de Jesús de este mundo, que iba a tener lugar en Jerusalén.
32 Aunque Pedro y sus compañeros tenían mucho sueño, permanecieron despiertos, y vieron la gloria de Jesús y a los dos hombres que estaban con él.
33 Cuando aquellos hombres se separaban ya de Jesús, Pedro le dijo:
— Maestro, ¡qué bien que estemos aquí! Vamos a hacer tres chozas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías. Pero Pedro no sabía lo que decía.
34 Mientras hablaba, una nube se posó sobre ellos, y al verse dentro de la nube tuvieron miedo.
35 Entonces de la nube salió una voz, que dijo: «Éste es mi Hijo, mi elegido: escúchenlo.»
36 Cuando se escuchó esa voz, Jesús quedó solo. Pero ellos mantuvieron esto en secreto y en aquel tiempo a nadie dijeron nada de lo que habían visto.



Algunas preguntas para ayudarte en la lectura atenta...

¿Para qué subía Jesús a la montaña?
¿Con quienes iba Jesús?
¿Qué elementos extraordinarios encuentras en este evangelio?
¿Cuál es la reacción de Pedro?
¿Qué dice el Padre?



Algunas consideraciones para una lectura provechosa...

El texto que nos propone la liturgia de este segundo Domingo de Cuaresma es el de la Transfiguración. Después que Jesús anuncia su pascua a sus discípulos (9,18-22) e invita a seguirlo negándose a sí mismo y cargando la cruz (9,23-27), en este texto se muestra transfigurado frente a Pedro, Juan y Santiago.

Después de presentar a los personajes, el lugar y el motivo de la subida al monte (v.28), el evangelista describe la transfiguración y la aparición de Moisés y Elías que conversan con Jesús (vv.29-31). Se muestra luego la reacción de Pedro y sus compañeros (vv.32s) y al final los cubre una nube y surge la voz del cielo (vv.34-36a). Finalmente la escena cierra con el silencio de los discípulos (v.36b).

Lucas muestra con frecuencia a Jesús orando (3,18; 6,12; 9,18; 22,39ss). El encuentro de Jesús con el Padre es transformante: su aspecto cambia y sus vestidos se muestran luminosos, signo de la gloria de su origen como Hijo de Dios. En la escena aparecen también Moisés y Elías que son los representantes de la Ley y los Profetas en el Antiguo Testamento. Y con Jesús hablan de su partida (“éxodo” en griego) que debería cumplirse en Jerusalén. El Antiguo Testamento ya estaba anunciando esa partida, que no es sólo de sufrimiento al pasar por la cruz, sino que es también llena de gloria, que se anticipa en la transfiguración. De hecho cuando Jesús se encuentra con los discípulos de Emaús les preguntará: “¿Acaso no era necesario que el Mesías padeciera esto y entrara así en su gloria?” (24,26).


1. LECTURA ¿Qué dice el texto?

La reacción de Pedro y los otros discípulos muestra debilidad: tienen sueño aunque permanecen despiertos, lo que indica que la debilidad no dispensa de la propia responsabilidad y el esfuerzo, aunque parece que no se ven los frutos, pues la pregunta que formula revela la incomprensión de lo  que sucede: “no sabía lo que decía”.

Los discípulos son débiles y no comprenden, pero esto no les impide ser discípulos, contemplar a Jesús transfigurado y escuchar la voz que saldrá de la nube.

Después de las palabras de Pedro, se escuchan las palabras que vienen de la nube. En el Antiguo Testamento la nube es un signo de la manifestación de Dios, como la gloria divina que cubre la tienda del encuentro cuando Dios viene sobre ella (ver Ex 40,34).

Los discípulos, aunque débiles, entran en la nube de la presencia divina y allí se escucha la voz, que esta vez no está dirigida a Jesús como en el bautismo (ver 3.22) sino a los discípulos: “Este es mi Hijo amado, escúchenle” (9,35). La voz del Padre confirma la identidad de su Hijo, y manda escucharlo, y escuchar en la perspectiva bíblica es obedecer, poner en práctica lo que se escucha. Es la escucha y la puesta en práctica de la palabra de Jesús lo que conduce a los discípulos.


2. MEDITACIÓN
¿Qué me dice el Señor a mí en el texto?

Comencemos este segundo domingo de cuaresma recordando las palabras del Beato Juan Pablo II:


“Este es mi Hijo elegido, escuchadle”

...Esta obra de la Alianza: la obra de llevar al hombre a la dignidad de hijo adoptivo (o de hija) de Dios, Cristo la realiza de modo definitivo a través de la cruz. Esta es la verdad que la Iglesia, en el presente periodo de Cuaresma, desea poner de relieve de modo particular: sin la cruz de Cristo no existe esa suprema elevación del hombre.
Ahora permitidme, queridos hermanos y hermanas, que me detenga aquí para recordaros esta pregunta: ¿qué significa escuchar a Cristo? Y con esta pregunta os dejaré durante toda la Cuaresma. No os doy respuesta alguna demasiado pormenorizada, sólo os pido que cada uno de vosotros se plantee constantemente esta pregunta: ¿qué significa escuchar a Cristo en mi vida?1.


¿Qué significa escuchar a Cristo?
¿Cómo puedo mostrar que soy hijo de Dios en Jesús?
¿Te has sentido desanimado cuando no salen las cosas bien?

Pidámosle al Señor que nos enseñe hoy a escucharle, y a hacer su obra en nosotros.


3. ORACIÓN
¿Qué le respondo al Señor que me habla en el texto?

Si supiéramos escuchar a Dios oiríamos su voz. Porque Dios nos habla. Ha hablado en su Evangelio. Y habla todavía hoy en la vida, este quinto Evangelio, que página a página vamos escribiendo nosotros todos los días.

Dios quiere que hoy nuestros oídos y ojos estén puestos hacia el Maestro, quien nos permite ser hijos de Dios en Cristo. Digamos confiadamente:

“Señor abre mis oídos a tu Palabra”

Ahora después de escuchar y meditar el evangelio, de sentir a Dios mismo que te habla pregúntate:

¿Qué significa escuchar a Cristo en mi vida?

“Jóvenes amigos, vale la pena escuchar en nuestro interior la Palabra de Jesús y caminar siguiendo sus pasos.”.

Papa Benedicto XVI


4. CONTEMPLACIÓN
¿Cómo hago propias en mi vida las enseñanzas del texto?

Dios quiere que hoy nuestros oídos y ojos estén puestos hacia el Maestro, quien nos permite ser hijos de Dios en Cristo. Digamos confiadamente:
“Señor abre mis oídos a tu Palabra”


5. ACCIÓN
¿A qué me comprometo para demostrar el cambio?

Ahora después de escuchar y meditar el evangelio, de sentir a Dios mismo que te habla pregúntate:

¿Qué significa escuchar a Cristo en mi vida?

“Amigos, vale la pena escuchar en nuestro interior la Palabra de Jesús y caminar siguiendo sus pasos.”.

Papa Benedicto XVI


domingo, 17 de febrero de 2013

RENUNCIA DE BENEDICTO XVI


PALABRAS DEL PAPA


"Queridísimos hermanos, 

Os he convocado a este Consistorio, no sólo para las tres causas de canonización, sino también para comunicaros una decisión de gran importancia para la vida de la Iglesia.

Después de haber examinado ante Dios reiteradamente mi conciencia, he llegado a la certeza de que, por la edad avanzada, ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino. Soy muy consciente de que este ministerio, por su naturaleza espiritual, debe ser llevado a cabo no únicamente con obras y palabras, sino también y en no menor grado sufriendo y rezando. 

Sin embargo, en el mundo de hoy, sujeto a rápidas transformaciones y sacudido por cuestiones de gran relieve para la vida de la fe, para gobernar la barca de San Pedro y anunciar el Evangelio, es necesario también el vigor tanto del cuerpo como del espíritu, vigor que, en los últimos meses, ha disminuido en mí de tal forma que he de reconocer mi incapacidad para ejercer bien el ministerio que me fue encomendado. 

Por esto, siendo muy consciente de la seriedad de este acto, con plena libertad, declaro que renuncio al ministerio de Obispo de Roma, Sucesor de San Pedro, que me fue confiado por medio de los Cardenales el 19 de abril de 2005, de forma que, desde el 28 de febrero de 2013, a las 20.00 horas, la sede de Roma, la sede de San Pedro, quedará vacante y deberá ser convocado, por medio de quien tiene competencias, el cónclave para la elección del nuevo Sumo Pontífice. 

Queridísimos hermanos, os doy las gracias de corazón por todo el amor y el trabajo con que habéis llevado junto a mí el peso de mi ministerio, y pido perdón por todos mis defectos. 


Ahora, confiamos la Iglesia al cuidado de su Sumo Pastor, Nuestro Señor Jesucristo, y suplicamos a María, su Santa Madre, que asista con su materna bondad a los Padres Cardenales al elegir el nuevo Sumo Pontífice. Por lo que a mí respecta, también en el futuro, quisiera servir de todo corazón a la Santa Iglesia de Dios con una vida dedicada a la plegaria".