Final De Los Tiempos

sábado, 21 de septiembre de 2013

Homilía Dominical 22 de Septiembre de 2013


Homilía Dominical
22 de Septiembre de 2013

Por: Jorge Humberto Peláez Piedrahita, S.J.


Actividad económica 
con justicia y transparencia

Lecturas:
•      Profeta Amós 8, 4-7
•      I Carta de san Pablo a Timoteo 2, 1-8
•      Lucas 16, 1-13

Las lecturas de este domingo son de gran actualidad, ya que ofrecen orientaciones prácticas para las actividades económicas y también se refieren a las decisiones políticas de los gobernantes.
El profeta Amós denuncia la explotación económica que sufren los pobres en todos los contextos sociales:
·     Escuchemos a Amós, que fue un líder social bastante incómodo para los dirigentes de su época: “Escuchen esto los que buscan al pobre solo para arruinarlo. Disminuyen las medidas, aumentan los precios, alteran las balanzas, obligan a los pobres a venderse. El Señor, gloria de Israel, lo ha jurado: no olvidaré jamás ninguna de estas acciones”.

·  Como los pobres no son clientes interesantes para el sistema financiero, deben buscar la financiación en despiadados prestamistas que cobran intereses desproporcionados.

·     Así como los pobres pagan los intereses más altos por sus préstamos, también pagan proporcionalmente los precios más altos por los bienes de consumo. ¿Qué sucede? El que puede comprar en grandes cantidades, obtiene descuentos importantes en razón de los volúmenes que maneja. Pero el pobre debe adquirir lo del consumo diario: la pequeña porción de aceite, de arroz, de plátano, etc. Si hacemos las cuentas, el mercado del pobre resulta proporcionalmente más costoso en la tienda del barrio que el que hace el rico en los almacenes de cadena.

·   ¿Qué hacer ante esta dolorosa situación de los pobres? Hay que rediseñar, con imaginación y creatividad, el acceso al crédito de los pobres y la comercialización de los bienes de consumo básico. Todos conocemos experiencias muy positivas que existen dentro y fuera del país. Por ejemplo, las cifras muestran que las mujeres cabeza de familia, que han logrado crear su microempresa familiar gracias a unos préstamos en condiciones favorables, son las personas más puntuales en el pago de sus deudas; saben que la calidad de vida de sus familias depende de eso.

·   Aunque se han dado pasos muy positivos, todavía queda mucho por hacer en favor de los pobres. No se trata de hacer asistencialismo ni de regalar casas o mercados. Se trata de generar procesos que permitan a los pobres acceder a los créditos, en condiciones justas, y a una razonable comercialización de los bienes de consumo. Ciertamente se ha avanzado. El Gobierno, las Cooperativas, las Cajas de Compensación, las Fundaciones, etc., han llevado a cabo iniciativas muy positivas; pero es mucho lo que se puede hacer.

·  El profeta Amós nos invita a pensar en cómo desarrollar la actividad económica de manera justa; el evangelista Lucas nos hace reflexiones muy pertinentes sobre la transparencia. Veamos algunas de las enseñanzas más significativas de esta parábola del administrador tramposo:

·    El personaje de la parábola, al ser sorprendido en su robo por el dueño del negocio, acudió al viejo truco de modificar las facturas y así llevar una doble contabilidad. Esta manipulación del valor real de las transacciones comerciales, sea subfacturando o sobrefacturando es una estrategia antiquísima.

·     Nos sorprende el comentario del evangelista Lucas: “El amo tuvo que reconocer que su mal administrador había procedido con habilidad. Pues los que pertenecen a este mundo son más hábiles en sus negocios que los que pertenecen a la luz”. Este comentario del evangelista no es un juicio ético sino el reconocimiento de la astucia puesta al servicio de una causa torcida.

·     ¿A dónde apunta la enseñanza de la parábola? En el vocabulario propio de los evangelios, se habla de fidelidad: “El que es fiel en las cosas pequeñas, también es fiel en las grandes; y el que es infiel en las cosas pequeñas, también es infiel en las grandes”. En el lenguaje empresarial de hoy, hablaríamos de la transparencia que hay que exigir en el manejo de los recursos públicos y privados.

·  Con frecuencia se asume una actitud permisiva ante pequeñas indelicadezas en la vida diaria; se encuentra alguna disculpa para pasarlas por alto. Este es un grave error, ya que las actitudes éticas se van formando a través de la repetición de los actos. Al dejar pasar sin censura esos pequeños actos de indelicadeza, estamos favoreciendo la conformación de actitudes antiéticas. De ahí la importancia de valorar las cosas pequeñas.

No quisiéramos dejar pasar desapercibidas las palabras de san Pablo en su Primera Carta a Timoteo: “Te ruego, hermano, que se hagan oraciones, plegarias, súplicas y acciones de gracias por todos los hombres, y en particular por los jefes de Estado y las demás autoridades, para que podamos llevar una vida tranquila y en paz, entregada a Dios y respetable en todo sentido”. La compleja situación interna que vive Colombia y las graves amenazas para la paz mundial hacen muy oportunas estas palabras de san Pablo. Oremos para que los gobernantes tengan la claridad de mente y la voluntad de superar los conflictos por la vía de las negociaciones y el diálogo.