Final De Los Tiempos

sábado, 26 de enero de 2013

Homilía Dominical Enero 27 de 2013


Homilía Dominical
Enero 27 de 2013

Por: José Martínez De Toda, S.J.


Lucas 1, 1-4; 4, 14-21
“Me ha enviado para dar la Buena Noticia a los pobres”

Moderador: Buenos días. Estamos aquí en el Estudio…

El Evangelio del domingo de hoy presenta la Misión de Jesús, es decir, para qué bajó a la Tierra. Es algo muy importante. Es el mensaje de liberación mejor y más importante para pobres y ricos. Escuchémoslo.

NARRADOR – Excelentísimo Teófilo: Muchos han emprendido la tarea de componer un relato de los hechos que se han verificado entre nosotros, siguiendo las tradiciones transmitidas por los que primero fueron testigos oculares y luego predicadores de la palabra.

Yo también, después de comprobarlo todo exactamente desde el principio, he resuelto escribírtelos por su orden, para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has recibido.

En aquel tiempo, Jesús volvió a Galilea con la fuerza del Espíritu; y su fama se extendió por toda la comarca. Enseñaba en las sinagogas, y todos lo alababan.

Fue a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el libro del profeta Isaías y, desarrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito:

JESÚS – "El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado para dar la Buena Noticia a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad, y a los ciegos la vista. Para dar libertad a los oprimidos; para anunciar el año de gracia del Señor".

NARRADOR – Y, enrollando el libro, lo devolvió al que le ayudaba y se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos fijos en él. Y él se puso a decirles:

JESÚS – "Hoy se cumple esta Escritura que acaban de oír".


Pregunta 1Este evangelio de Lucas comienza de una forma muy solemne. El primer episodio que cuenta, ¿será tan importante?

Realmente sí. Lucas en todo su evangelio quiere destacar dos cosas:
1.    Primero, muestra un interés muy especial en señalar el amor de Dios por los pobres, los pecadores, los excluidos, los inmigrantes, las mujeres, los huérfanos...
2.    Segundo, enfatiza el carácter universal de la salvación traída por Jesús.


Pregunta 2 – ¿Y qué enfatiza en este primer episodio?

Lo primero: que Él es enviado a los pobres.

Esto fue en su pueblo, en Nazaret, donde se había criado.

Aquel sábado, Jesús había ido a la Sinagoga de Nazaret con sus paisanos, como todos los sábados.

Le entregaron el libro de Isaías, para que comentara alguna frase de él. Por cierto, éste es el único pasaje evangélico en el que aparece Jesús leyendo. El leyó lo siguiente:

"El Espíritu del Señor me ha enviado para dar la Buena Noticia a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad, y a los ciegos la vista. Para dar libertad a los oprimidos; para anunciar el año de gracia del Señor".

Jesús enrolló el pergamino, y dijo: “Hoy mismo se ha cumplido en mí la Escritura que ustedes acaban de oír”.


Pregunta 3 – ¿Son importantes estas frases?

Se pueden considerar como la Misión encomendada a Jesús por el Padre Eterno.

Esta Misión consiste en que Jesús es enviado a todos, pero más especialmente a los pobres, los cautivos, los ínfimos, los oprimidos... Representa una opción preferencial por los últimos de la sociedad.

Esta es la mejor declaración pública de lo que él mismo entendió que era su misión en este mundo. Es como un ‘Manifiesto’ o ‘Declaración de principios’.


Pregunta 4 – Una de las frases del profeta Isaías es: “Me ha enviado para dar Buenas Noticias a los pobres” (v. 18). ¿Qué buenas Noticias son éstas?

Son las buenas noticias, que proclaman la liberación y defensa de los oprimidos.

Los pobres oirán el Evangelio con más expectativa que otros, porque con Él tienen mucho que ganar y poco que perder. En cambio, los ricos y los poderosos no estarán tan dispuestos a escuchar. Inclusive, ellos serán, al final, los que matan a Jesús.


Pregunta 5 – ¿Cómo se dan esas Buenas Noticias a los pobres?

Te cuento esta historia:
Erase una vez un seguidor de San Francisco de Asís que le pedía:

-       "Francisco, enséñame a predicar".

Y San Francisco le llevaba a visitar a los enfermos, a ayudar a los niños, y a dar comida a los pobres. Juntos recorrían las calles de Asís haciendo el bien a todos. El discípulo le preguntaba:

“Pero, ¿cuándo me vas a enseñar a predicar?

Francisco le contestaba: "Hermano, ya estamos predicando".

La predicación hecha con el ejemplo y con la vida es la mejor predicación.



Pregunta 6 – También en ese párrafo de Isaías se lee que el Mesías viene a “proclamar el año de gracia del Señor” (v. 19). ¿Qué es este año de gracia?

El Año de Gracia era una institución legal judía muy antigua, que se remontaba a los tiempos de Moisés. Se llamaba también Año Jubilar o de Júbilo, porque se anunciaba con el toque de un cuerno llamado en hebreo “yobel”.

El Año de Gracia debía cumplirse cada 50 años. Al llegar esa fecha, las deudas debían anularse, las propiedades adquiridas debían volver a sus antiguos dueños con el fin de evitar la excesiva acumulación y los esclavos debían ser dejados en libertad.

Con este requisito, Dios demostró su preocupación por los que se hallaban en los más bajos niveles económicos. Estas provisiones fueron diseñadas para reducir las desventajas de los pobres, y para asegurar que los ricos no pudieran acumular todas las tierras, consolidando su poder.

Todas estas son buenas noticias para los pobres, que hay que traducir al momento actual.


Pregunta 7 – ¿Nos afecta esta Misión de Jesús a nosotros?

Si ésta es la Misión de Jesús, ésta es también nuestra Misión y la de sus seguidores: una dedicación preferencial a los más necesitados. Hablando en términos modernos, es un servicio a la fe y una promoción de la justicia.

En la legislación actual no existe el Año Jubilar, pero su espíritu sería muy beneficioso para los más necesitados.

Despedida

Les invitamos a la Eucaristía, sacramento del amor. Allí veremos cómo la predicación de Jesús no se quedó en meras palabras, sino que se convirtió en hechos, pues Jesús no tenía dónde reclinar su cabeza, y murió tan pobre como nació, más aún asesinado por quienes no aceptaron su predicación.