Domingo de Pentecostés
Por Hermann Rodríguez Osorio, S.J.
“Cuando venga el Espíritu de la verdad, él los guiará a
toda la verdad”
Hace muchos años leí un texto que me impresionó
mucho; se trata de un testimonio de una joven no creyente que relata una
experiencia que me parece que puede iluminar la fiesta que celebra hoy la
Iglesia; el texto se llama: “Diatriba contra los cristianos”.
“Me llamo Noemí Herrera o de cualquier otra
forma. ¿Qué importa eso? Acabo de llegar de una noche extraña para mí a la cual
asistí movida por la curiosidad: la llamada Vigilia de Pentecostés. Soy atea,
pero he leído mucho y sigo leyendo; en realidad soy una buscadora afanosa del
sentido de la vida. Experimenté en dicha ceremonia una mezcla de asombro, emoción
y rabia. Y me dije: “Voy a escribir una página contra los cristianos tan pronto
llegue a casa. No hay derecho...”. Sí, no hay derecho a que ustedes,
cristianos, despilfarren el tesoro que se halla oculto en sus libros guías, en
el Evangelio de Cristo, especialmente.
Ustedes son cobardes, hipócritas, presuntuosos y
mezquinos. Viendo su vida, Carlos Marx no tenía más remedio que afirmar que la
religión es el opio del pueblo y que, si lo que ustedes viven es la religión,
no se puede vacilar en desterrarla del corazón de los hombres. ¿Conque creen en
Jesucristo? Pero, ¿saben quién es Él? ¿Qué hizo? ¿Cómo vivió? ¿Contra quienes y
a favor de quiénes se pronunció? ¿Quiénes lo mataron y por qué? ¿Lo saben? No.
Definitivamente, no los reconozco como discípulos de Cristo. ¿Cómo se pueden
comparar con aquellos primeros cristianos, que compartían sus bienes, se
ayudaban mutuamente y llevaban una vida de austeridad y servicio? He dicho que
son cobardes, hipócritas, presuntuosos y mezquinos. Tal vez he sido benévola.
Merecerían adjetivos mucho más severos.
¿No son cristianos esos jefes de empresas que
explotan inmisericordemente a sus obreros? ¿Y esos políticos de ‘comunión con
fotógrafo’, y que se sienten capaces de todo dizque porque tienen la verdad?
¿Acaso no fueron los ‘cristianos’ los que bañaron en sangre a Colombia en
nombre de los partidos tradicionales? Hipócritas... ¿De dónde han sacado en el
Evangelio la acérrima defensa de su propiedad privada? De la suya, porque
parece que la propiedad privada del pobre no les merece tanto respeto. (...)
Cristianos, los condeno y los desprecio. Deben ser testimonio de algo muy
grande y muy importante que revolucionó el mundo y trazó pautas del más noble
contenido humano. ¿Cómo lo traicionan así? (...).
Sin embargo, los envidio. Anoche tuve la
sensación de que en medio de todo, cuentan con algo inexpresable, misterioso y
sutil que llena de alegría los corazones de los jóvenes y crea una nueva
atmósfera de igualdad y de paz. “Jesucristo vive”, gritaban a una y yo
experimenté, sin saber por qué, un nudo en la garganta. Ciertamente, no puedo
gritar lo mismo respecto de Carlos Marx; y de Lenin apenas si tenemos un
cadáver embalsamado y yerto allá en Moscú. Pero, ¿de qué me sirve todo esto si
son incapaces de vivirlo con la intensidad de la mística que exige un verdadero
testimonio? Da rabia contemplar su mediocridad como creyentes. Si aplicaran a
su fe una centésima parte del interés que ponen en sus negocios, su empuje
sería arrollador; nada ni nadie los detendría. Transformarían el mundo.
Cristianos, ¡cómo los
envidio y cómo los desprecio!”
Siempre que leo este documento, me cuestiona y me golpea.
Tenemos un tesoro que no sabemos aprovechar suficientemente y que no alcanza a
ser transparente para los que nos ven actuar y vivir. El Espíritu de Jesús
sigue presente entre nosotros, según su promesa: “Pero cuando venga el
Defensor, el Espíritu de la verdad, que yo voy a enviar de parte del Padre, él
será mi testigo. Y ustedes también serán mis testigos, porque han estado
conmigo desde el principio”. ¿Seguimos siendo testigos creíbles de la Buena
Nueva del Reino que anunció Jesús?