LECTIO DIVINA
Domingo 2 Tiempo Cuaresma Ciclo C Febrero 24 de 2013
“El Señor es mi luz y mi salvación
¿a quién temeré?”
Salmos 27 (26), 2
PREPARACIÓN ESPIRITUAL
Ven a mí, Espíritu Santo,
Espíritu de sabiduría:
dame mirada y oído interior
para que no me apegue a las cosas materiales, sino que busque siempre las realidades del Espíritu.
Ven a mí, Espíritu Santo, Espíritu de amor:
haz que mi corazón siempre sea capaz de más amor.
Ven a mí, Espíritu Santo,
Espíritu de verdad:
concédeme llegar al conocimiento de la verdad en toda su plenitud.
Ven a mí, Espíritu Santo,
agua viva que lanza a la vida eterna: concédeme la gracia de llegar
a contemplar el rostro del Padre en la vida y en la alegría sin fin. Amén.
Lucas
9, 28b-36
28 Jesús subió a un cerro a orar, acompañado de Pedro, Santiago y Juan.
29 Mientras oraba, el aspecto de su cara cambió, y su ropa se volvió muy blanca y brillante;
30 y aparecieron dos hombres conversando con él. Eran Moisés y Elías,
31 que estaban rodeados de un resplandor glorioso y hablaban de la partida de Jesús de este mundo, que iba a tener lugar en Jerusalén.
32 Aunque Pedro y sus compañeros tenían mucho sueño, permanecieron despiertos, y vieron la gloria de Jesús y a los dos hombres que estaban con él.
33 Cuando aquellos hombres se separaban ya de Jesús, Pedro le dijo:
— Maestro, ¡qué bien que estemos aquí! Vamos a hacer tres chozas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías. Pero Pedro no sabía lo que decía.
34 Mientras hablaba, una nube se posó sobre ellos, y al verse dentro de la nube tuvieron miedo.
35 Entonces de la nube salió una voz, que dijo: «Éste es mi Hijo, mi elegido: escúchenlo.»
36 Cuando se escuchó esa voz, Jesús quedó solo. Pero ellos mantuvieron esto en secreto y en aquel tiempo a nadie dijeron nada de lo que habían visto.
Algunas preguntas para ayudarte en la lectura atenta...
¿Para qué subía Jesús a la montaña?
¿Con quienes iba Jesús?
¿Qué elementos extraordinarios encuentras en este evangelio?
¿Cuál es la reacción de Pedro?
¿Qué dice el Padre?
Algunas consideraciones para una lectura provechosa...
El texto que nos propone la liturgia de este segundo Domingo de Cuaresma es el de la Transfiguración. Después que Jesús anuncia su pascua a sus discípulos (9,18-22) e invita a seguirlo negándose a sí mismo y cargando la cruz (9,23-27), en este texto se muestra transfigurado frente a Pedro, Juan y Santiago.
Después de presentar a los personajes, el lugar y el motivo de la subida al monte (v.28), el evangelista describe la transfiguración y la aparición de Moisés y Elías que conversan con Jesús (vv.29-31). Se muestra luego la reacción de Pedro y sus compañeros (vv.32s) y al final los cubre una nube y surge la voz del cielo (vv.34-36a). Finalmente la escena cierra con el silencio de los discípulos (v.36b).
Lucas muestra con frecuencia a Jesús orando (3,18; 6,12; 9,18; 22,39ss). El encuentro de Jesús con el Padre es transformante: su aspecto cambia y sus vestidos se muestran luminosos, signo de la gloria de su origen como Hijo de Dios. En la escena aparecen también Moisés y Elías que son los representantes de la Ley y los Profetas en el Antiguo Testamento. Y con Jesús hablan de su partida (“éxodo” en griego) que debería cumplirse en Jerusalén. El Antiguo Testamento ya estaba anunciando esa partida, que no es sólo de sufrimiento al pasar por la cruz, sino que es también llena de gloria, que se anticipa en la transfiguración. De hecho cuando Jesús se encuentra con los discípulos de Emaús les preguntará: “¿Acaso no era necesario que el Mesías padeciera esto y entrara así en su gloria?” (24,26).
1. LECTURA ¿Qué dice el texto?
La reacción de Pedro y los otros discípulos muestra debilidad: tienen sueño aunque permanecen despiertos, lo que indica que la debilidad no dispensa de la propia responsabilidad y el esfuerzo, aunque parece que no se ven los frutos, pues la pregunta que formula revela la incomprensión de lo que sucede: “no sabía lo que decía”.
Los discípulos son débiles y no comprenden, pero esto no les impide ser discípulos, contemplar a Jesús transfigurado y escuchar la voz que saldrá de la nube.
Después de las palabras de Pedro, se escuchan las palabras que vienen de la nube. En el Antiguo Testamento la nube es un signo de la manifestación de Dios, como la gloria divina que cubre la tienda del encuentro cuando Dios viene sobre ella (ver Ex 40,34).
Los discípulos, aunque débiles, entran en la nube de la presencia divina y allí se escucha la voz, que esta vez no está dirigida a Jesús como en el bautismo (ver 3.22) sino a los discípulos: “Este es mi Hijo amado, escúchenle” (9,35). La voz del Padre confirma la identidad de su Hijo, y manda escucharlo, y escuchar en la perspectiva bíblica es obedecer, poner en práctica lo que se escucha. Es la escucha y la puesta en práctica de la palabra de Jesús lo que conduce a los discípulos.
2. MEDITACIÓN
¿Qué me dice el Señor a mí en el texto?
Comencemos este segundo domingo de cuaresma recordando las palabras del Beato Juan Pablo II:
“Este es mi Hijo elegido, escuchadle”
...Esta obra de la Alianza: la obra de llevar al hombre a la dignidad de hijo adoptivo (o de hija) de Dios, Cristo la realiza de modo definitivo a través de la cruz. Esta es la verdad que la Iglesia, en el presente periodo de Cuaresma, desea poner de relieve de modo particular: sin la cruz de Cristo no existe esa suprema elevación del hombre.
Ahora permitidme, queridos hermanos y hermanas, que me detenga aquí para recordaros esta pregunta: ¿qué significa escuchar a Cristo? Y con esta pregunta os dejaré durante toda la Cuaresma. No os doy respuesta alguna demasiado pormenorizada, sólo os pido que cada uno de vosotros se plantee constantemente esta pregunta: ¿qué significa escuchar a Cristo en mi vida?1.
¿Qué significa escuchar a Cristo?
¿Cómo puedo mostrar que soy hijo de Dios en Jesús?
¿Te has sentido desanimado cuando no salen las cosas bien?
Pidámosle al Señor que nos enseñe hoy a escucharle, y a hacer su obra en nosotros.
3. ORACIÓN
¿Qué le respondo al Señor que me habla en el texto?
Si supiéramos escuchar a Dios oiríamos su voz. Porque Dios nos habla. Ha hablado en su Evangelio. Y habla todavía hoy en la vida, este quinto Evangelio, que página a página vamos escribiendo nosotros todos los días.
Dios quiere que hoy nuestros oídos y ojos estén puestos hacia el Maestro, quien nos permite ser hijos de Dios en Cristo. Digamos confiadamente:
“Señor abre mis oídos a tu Palabra”
Ahora después de escuchar y meditar el evangelio, de sentir a Dios mismo que te habla pregúntate:
¿Qué significa escuchar a Cristo en mi vida?
“Jóvenes amigos, vale la pena escuchar en nuestro interior la Palabra de Jesús y caminar siguiendo sus pasos.”.
Papa Benedicto XVI
4. CONTEMPLACIÓN
¿Cómo hago propias en mi vida las enseñanzas del texto?
Dios quiere que hoy nuestros oídos y ojos estén puestos hacia el Maestro, quien nos permite ser hijos de Dios en Cristo. Digamos confiadamente:
“Señor abre mis oídos a tu Palabra”
5. ACCIÓN
¿A qué me comprometo para demostrar el cambio?
Ahora después de escuchar y meditar el evangelio, de sentir a Dios mismo que te habla pregúntate:
¿Qué significa escuchar a Cristo en mi vida?
“Amigos, vale la pena escuchar en nuestro interior la Palabra de Jesús y caminar siguiendo sus pasos.”.
Papa Benedicto XVI