HOMILÍA
DOMINICAL
Diciembre 02 de 2012
Por: José Martínez De Toda, S.J.
I Domingo de Adviento, Ciclo C.
“Se acerca tu liberación”
(Lc 21, 25-28. 34-36)
Moderador:
Buenos días. Estamos aquí en el Estudio… (Se presentan
los participantes).
El Evangelio del domingo de hoy nos habla de problemas
de todo tipo (físicos, económicos y políticos), que nos pueden venir de una
forma catastrófica. ¿Qué nos recomienda Jesús? Escuchémoslo:
Lectura
del santo evangelio según San Lucas
(Lc 21, 25-28. 34-36)
NARRADOR
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
JESÚS
"Habrá signos en el sol y la luna y las
estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, enloquecidas por el estruendo
del mar y el oleaje. Los hombres quedarán sin aliento por el miedo y la ansiedad
ante lo que se le viene encima al mundo, pues los astros se tambalearán.
Entonces verán
al Hijo del Hombre venir en una nube, con gran poder y majestad.
Cuando empiece a
suceder esto, levántense, alcen la cabeza: se acerca su liberación.
Tengan cuidado:
no se les embote la mente con el vicio, la bebida y los agobios de la vida, y
se les eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos
los habitantes de la tierra.
Estén siempre
despiertos, pidiendo fuerza para escapar de todo lo que está por venir y
manténganse en pie ante el Hijo del Hombre".
Pregunta 1
¿Hoy comienza
en la Iglesia la preparación para la Navidad?
Los comercios ya
se han adelantado, pues así piensan vender más.
Pero en la
liturgia de la Iglesia hoy es el Primer Domingo de Adviento y el comienzo del
Año Litúrgico. Adviento significa Venida, porque nos preparamos a la Venida de
Jesús en Belén.
Nos alegramos
por ello. Jesús es nuestro mejor amigo. Y nos alegra con su venida, porque lo
que Él trae es amor, satisfacción, alegría… Isaías llama a Jerusalén “Alegría”
(Is 65, 18). Y Jeremías la llama “Señor –nuestra- justicia”. Eso también se
aplica a la nueva Jerusalén: la Iglesia. Lo nuestro es ser justos y estar
alegres.
Pregunta 2
¿Ocurre lo
mismo en otras religiones?
Lo que realmente
hace novedosa nuestra fe, con respecto a otras religiones, es que nuestro Dios
se encarnó, se hizo hombre, compartió nuestra condición humana, menos en el
pecado, asumiendo todas las consecuencias de la Encarnación. No nos dejó abandonados,
sino que vino a rescatarnos de nuestras miserias personales y sociales, y murió
por nosotros. Y, sobre todo, Jesús es nuestro amigo.
Un amigo es
aquel que se queda, cuando todo el mundo se ha ido. Los verdaderos amigos no
calculan costos, ni están midiendo gota a gota su propia entrega. Un verdadero
amigo no sabe de ahorros, ni de moderaciones en la generosidad.
Así es Jesús,
nuestro mejor amigo:
“Nadie tiene mayor amor que el que da la vida por sus
amigos” (Juan 15, 31), decía Jesús antes de su propia entrega hasta la muerte,
y muerte de cruz.
Pero Él no sólo
vino en Belén, cuando nació de la Virgen.
Pregunta 3
¿Tiene entonces otro tipo de venida?
El evangelio de
hoy habla de que Jesús puede venir en cualquier momento, inclusive después de una
gran catástrofe, como si fuera el Fin del mundo.
Pero Jesús nos
anima y nos invita a no sentir miedo: “Cuando comiencen a suceder estas cosas,
anímense y levanten la cabeza, porque muy pronto serán liberados”.
Jesús viene en
el acontecer diario, en la gente, en los lugares y sitios en que menos
esperamos encontrarlo. Viene en el pobre. Viene en una frase de la Biblia que
te llamó la atención.
Los cristianos
hemos de vivir despiertos y vigilantes para descubrir al Hijo del Hombre que
viene continuamente a nuestros rincones, y construye su Reino con los gestos,
las palabras y los silencios de los hombres de todos los tiempos,
también de los nuestros. Viene en las actividades de nuestra iglesia:
- En la liturgia,
- En los Ejercicios Espirituales
- En la Vida Corriente,
- En la Lectura Orante de la Biblia,
- En la “Corona del Adviento”,
- En el Apostolado de la Oración…
Jesús nos trae
un mundo restaurado, un comienzo de amor, paz y justicia, un nuevo mundo, donde
la maldad terminará – donde la creación será restaurada según el diseño de
Dios.
Por eso Jesús
nos enseñó a rezar: “Venga a nosotros tu reino” (11:2). Jesús es mucho más que un recuerdo de hace dos
mil años. Jesús es presencia viva
hoy.
Hoy viene a mi
encuentro en el misterio de la comunidad aquí reunida, en el empujón de la
Palabra de Dios compartida, en el misterio grande del pan y del vino, en el
amor de los hermanos. Hoy, Jesús está aquí con nosotros, en esta fiesta, en
esta asamblea eucarística.
Pregunta 4
¿Qué nos
recomienda Jesús para los tiempos difíciles?
Jesús nos habla
con claridad y nos previene de tres cosas, que nos pueden alejar de Él: “No
caigan en la trampa de los vicios, de la borrachera y de las preocupaciones de
la vida” (v. 34). Eso sería vivir de espaldas al Padre del Cielo y a sus hijos
que sufren en la tierra. Ese estilo tramposo de vida les hará cada vez menos
humanos. Vamos por partes:
- En los vicios hay satisfacción de placeres extravagantes, inmoderados y libertinos.
Es lo opuesto a servir. El vicioso desperdicia tiempo, dinero,
relaciones y vidas.
- En la embriaguez se usa o se pierde mucha energía sin el cumplimiento de trabajo útil. La embriaguez generalmente va asociada con el alcohol, pero se aplica también a los efectos intoxicantes de las drogas. La embriaguez aplana nuestras inhibiciones y nuestro juicio, y reduce nuestra capacidad mental y física. ¿Cómo podemos estar alerta si estamos embriagados?
- Las preocupaciones de esta vida consumen nuestra energía sin cumplir nada, y encima nos dejan tensión alta y stress. Pero hay además otras trampas.
Pregunta 5
¿Cuáles?
El mayor pecado
no es el sexo, ni las drogas… Quizá el mayor pecado de los cristianos es
"dejar para más tarde" el encuentro sincero con el Señor, porque, hoy
por hoy, estoy atado con trampas y afecciones desordenadas. Decimos: “Sólo vale
lo que me gusta”.
Vivimos como si
la telenovela de nuestra vida no fuera a tener final.
Pero, imagínese
que mañana tiene una cita con su médico y al final de la visita le dice:
“Tiene cáncer y le quedan unos meses de vida”.
La Palabra de
Dios en este primer domingo de Adviento es nuestra cita con el médico
Jesucristo. Esta cita no es sólo personal, sino también comunitaria.
Todos nosotros estamos en la lista de espera. Adviento es tiempo
de espera y de purificación, de vigilancia y de alerta.
Jesús nos pide que estemos alerta, como en la Parábola
del novio y las damas de honor que lo esperaban con la novia. El novio puede
llegar en cualquier momento, y nosotros debemos esperarlo con las lámparas
encendidas.
Las dos primeras
Lecturas de hoy hablan de justicia y derecho (Jer 33, 15) y de amor (1 Tes 3,
12 --- 4,2). Es la misión del “Hijo de Dios”, cuya primera venida al mundo
celebramos en Navidad.
Y es la misión
de la comunidad cristiana en la construcción del derecho y la justicia, y en
forjar una sociedad distinta donde sea posible la justicia, la fraternidad y la
paz, en las que se expresa históricamente el Reino de Dios. Para que todos los
pobres puedan llamar a este país justicia y alegría.
Esto no se
conseguirá si no “sobreabunda el amor” (1 Tes 3,12), es decir, si todo no está
empapado de entrega generosa y gratuita, “en el amor de unos con otros, y en el
amor para con todos” (id.). No estamos ante sentimientos superficiales, es una
forma de estar vigilantes en la espera de “la venida de Nuestro Señor
Jesucristo” (v. 13).
También nos pide
que oremos. El orar nos ayuda a evitar la glotonería, la embriaguez, y el
stress. Orar nos mantendrá abiertos y listos para recibir las bendiciones de
Dios, y dirigirá nuestra energía espiritual para cumplir la voluntad de Dios.
Despedida
Les
invitamos a la Eucaristía, sacramento del amor. Allí tomamos fuerza para
aguantar en los momentos difíciles, y esperar la llegada del Señor, cuando
menos lo esperamos.