Homilía Dominical
Junio 09 de 2013
Por:
Jorge Humberto Peláez Piedrahita, S.J.
“Trabajemos por una cultura de la vida”
1 Reyes 17,
17-24
En aquellos
días, cayó enfermo el hijo de la señora de la casa. La enfermedad era tan grave
que se quedó sin respiración. Entonces la mujer dijo a Elías: "¿Qué tienes
tú que ver conmigo? ¿Has venido a mi casa para avivar el recuerdo de mis culpas
y hacer morir a mi hijo?"
Elías
respondió: "Dame a tu hijo."
Y, tomándolo
de su regazo, lo subió a la habitación donde él dormía y lo acostó en su cama.
Luego invocó al Señor: "Señor, Dios mío, ¿también a esta viuda que me
hospeda la vas a castigar, haciendo morir a su hijo?"
Después se
echó tres veces sobre el niño, invocando al Señor: "Señor, Dios mío, que
vuelva al niño la respiración."
El Señor
escuchó la súplica de Elías: al niño le volvió la respiración y revivió. Elías
tomó al niño, lo llevó al piso bajo y se lo entregó a su madre, diciendo:
"Mira, tu hijo está vivo."
Entonces la
mujer dijo a Elías: "Ahora reconozco que eres un hombre de Dios y que la
palabra del Señor en tu boca es verdad."
Palabra De
Dios
Te Alabamos
Señor
Lucas 7,
11-17
En aquel
tiempo, iba Jesús camino de una ciudad llamada Naín, e iban con él sus
discípulos y mucho gentío.
Cuando se
acercaba a la entrada de la ciudad, resultó que sacaban a enterrar a un muerto,
hijo único de su madre, que era viuda; y un gentío considerable de la ciudad la
acompañaba.
Al verla el
Señor, le dio lástima y le dijo: "No llores."
Se acercó al
ataúd, lo tocó (los que lo llevaban se pararon) y dijo: "¡Muchacho, a ti
te lo digo, levántate!"
El muerto se
incorporó y empezó a hablar, y Jesús se lo entregó a su madre.
Todos,
sobrecogidos, daban gloria a Dios, diciendo: "Un gran Profeta ha surgido
entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo."
La noticia
del hecho se divulgó por toda la comarca y por Judea entera.
Palabra Del
Señor…
Gloria A Ti,
Señor Jesús
• Después de
escuchar las lecturas, nos sentimos conmovidos por la realidad que nos
comunican. Estamos ante el sufrimiento de dos mujeres que pierden a sus hijos;
como si esta pena no fuera suficiente, no tienen con quién compartir su
tristeza pues ambas son viudas. Son dos situaciones muy diferentes, separadas
en el tiempo; sin embargo, se da una respuesta común: al ver el dolor de estas
mujeres, Elías y Jesús se conmueven y devuelven estos niños a la vida. Las
lágrimas se convierten en sonrisas y acción de gracias a Dios por el don
recibido.
• Aunque se
trata de episodios distantes en el tiempo, dejemos que resuenen en nuestro
interior. Preguntémonos qué nos dice la Palabra de Dios que acabamos de
escuchar. La lectura atenta de estos textos pone de manifiesto un tema humano y
teológico de gran riqueza: la sensibilidad de Elías y Jesús ante la tristeza de
estas madres. Este será el tema de nuestra meditación dominical.
• Elías y
Jesús se conmueven con las lágrimas que derraman estas dos madres por la muerte
de sus hijos. Ellos entienden que no se trata de dos casos más, que suman
dentro de las estadísticas de la mortalidad infantil; ellos comprenden la
magnitud del dolor de estas mujeres. Elías y Jesús se ponen en su lugar e
interpretan fielmente sus sentimientos. Esta sintonía se llama empatía o
compasión, y es la capacidad de entender el dolor humano y actuar para mitigar
su impacto o modificar las condiciones que lo han causado.
• La empatía
o compasión es una actitud que debe ser cultivada desde las primeras etapas del
proceso educativo. Es lamentable que nuestra afectividad resulte anestesiada
como consecuencia de la avalancha de eventos dolorosos que nos transmiten los
medios de comunicación. No permitamos que la tragedia de una masacre o de un
desplazamiento forzado o de una violación se conviertan en un dato más que
entre a formar parte de las estadísticas, que nos deja insensibles.
• Elías y
Jesús, conmovidos por el dolor de estas mujeres, no se limitan a expresar unas
frases convencionales de pésame – como es nuestra costumbre -, sino que pasan a
la acción. Nos dice el texto que Elías “se tendió tres veces sobre el niño y
suplicó al Señor diciendo: Devuélvele la vida a este niño”. El evangelio de
Lucas reproduce las palabras de Jesús, que nos sorprenden por la autoridad que
manifiestan: “Joven, yo te lo mando, levántate”.
• ¿Qué es lo
que queremos destacar en la actuación de Elías y Jesús? Su empatía o compasión
ante el dolor de estas mujeres los llevó a actuar de manera que los hijos
volvieron a la vida. Obviamente, ellos tenían unos dones especialísimos; pero
no estamos subrayando su poder milagroso, sino su actitud. La empatía o
compasión ante el dolor humano no nos puede dejar atrapados en la respuesta
puramente afectiva de solidaridad, sino que debe inspirar acciones que, en la
medida de nuestras posibilidades, traten de modificar la situación que produce
dolor. Algunas personas tienen la posibilidad de incidir de manera importante
sobre las causas y modificarlas; otras personas tiene menor capacidad de
influjo; pero lo importante es estar convencidos de que siempre es posible
hacer algo, más allá de las simples palabras de cercanía y solidaridad.
• Como
seguidores de Cristo Resucitado, vencedor de la muerte y del pecado, ¿qué
iniciativas podemos poner en práctica de manera que esa realidad nueva que
inaugura la Pascua del Señor, impregne todas las estructuras sociales? ¿Qué
hacer para que la cultura de la vida supere la realidad de muerte que nos
rodea?
-
Si queremos que la vida triunfe sobre la muerte,
debemos trabajar por la familia. En su interior se forman los futuros
ciudadanos; en la familia se desarrollan las actitudes básicas que nos
acompañarán a lo largo de la vida; en la familia aprendemos la ternura o
aprendemos a maltratar a los demás; en la familia aprendemos a respetar a los
demás o aprendemos a atropellar la dignidad humana. La acción más eficaz para
erradicar la anti-cultura de la muerte y reemplazarla por una cultura de la
vida es fortalecer la familia, pues allí es donde se siembran las semillas de
los principios y valores.
-
Si queremos que la vida triunfe sobre la muerte,
tenemos que intervenir en los procesos educativos. La educación de calidad es
la inversión más importante de una sociedad, pues ofrece la oportunidad de
desarrollar las habilidades y competencias que permitirán a los niños y jóvenes
realizarse como personas, como ciudadanos y les dará las herramientas para
acceder al mundo del trabajo. El modelo educativo condiciona el tipo de
sociedad: si en las instituciones educativas promovemos un espíritu competitivo
egoísta, esto se reflejará en la vida económica y social. Por eso el triunfo de
la vida sobre la muerte exige un sistema educativo que forme en los valores
éticos, en el respeto del bien común, en la honradez y que forme para el
trabajo en equipo.
• Nuestra
meditación dominical, ha estado inspirada en la empatía o compasión manifestada
por Elías y Jesús ante el dolor de estas madres que lloraban la pérdida de sus
hijos. La empatía o compasión los motivó a intervenir de manera que triunfara
la vida sobre la muerte. La Pascua de Cristo es el triunfo definitivo sobre la
muerte y el pecado; es responsabilidad nuestra esforzarnos para que esta
dinámica de vida se manifieste en todas las actividades que realizamos. Esto se
logra trabajando por las familias y por la educación, que son las instituciones
que tienen mayor influencia en la formación ética, afectiva y social de los
seres humanos.