HOMILÍA DOMINICAL
23 De
Noviembre De 2.013
Por: Jorge Humberto Peláez Piedrahita, S.J.
Cristo Rey:
del
aniquilamiento
a la
exaltación
como Señor
del universo
Hoy celebramos la fiesta de Cristo Rey, con la cual se
cierra el año litúrgico; a partir del próximo domingo, iniciaremos el tiempo
del Adviento, que es la preparación para las celebraciones navideñas.
Igualmente, concluye hoy el Año de la Fe, que fue una
convocatoria que nos hizo el Papa Benedicto XVI para que, con motivo de los 50
años de la inauguración del Concilio Vaticano II, revisáramos los
fundamentos de nuestra fe.
Esto es lo que hemos hecho cada domingo; hemos meditado
en los misterios de la vida de Cristo, desde su encarnación hasta su muerte y
resurrección, teniendo como guía al evangelista Lucas. Hemos avanzado en el
conocimiento de Jesucristo, hemos dejado que su Palabra resuene en nuestro
interior y le hemos pedido que seamos capaces de ponerla en práctica en
nuestros hogares, en el trabajo y en nuestras actuaciones como ciudadanos.
Para comenzar nuestra meditación en esta fiesta de Cristo Rey, leer cuidadosamente el texto de la
Carta a los Colosenses:
“Cristo es la imagen de Dios invisible, el primogénito
de toda la creación, porque en Él tienen su fundamento todas las cosas
creadas.
Todo fue creado por medio de Él y para Él”:
Ø Estas
palabras de san Pablo nos impactan porque nos llevan a meditar sobre la
creación, que comprende la enorme complejidad del microcosmos, con las
fascinantes investigaciones que se llevan a cabo sobre el origen de la materia
y el bosón de Higgs, cuyo descubrimiento fue reconocido con el Premio Nobel de
Física en el 2013, y la infinitud del universo en expansión. Tenemos que
reconocer que, a pesar de los significativos avances de la ciencia, es poco lo
que conocemos sobre el microcosmos y el universo...
Ø Los
católicos tenemos la mente abierta a los nuevos caminos que abre la
investigación; nuestra fe no está amarrada a determinadas teorías
científicas; seguimos con gran interés los aportes que hace la ciencia para
una mejor comprensión de la creación.
Ø Los
católicos respetamos profundamente la autonomía del discurso científico, el
cual no entremezclamos con la experiencia de fe. Son niveles diferentes. Las
palabras del apóstol Pablo en su carta a los Colosenses no pertenecen al
ámbito científico, sino que interpretan, desde la fe, el sentido trascendente
del universo: “En Él tienen su fundamento todas las cosas creadas. Todo fue
creado por medio de Él y para Él”. San Pablo no habla desde el escenario de
un laboratorio de física o de biología, sino desde la hermenéutica
teológica, es decir, nos explica el fundamento y sentido trascendente de la
enorme variedad y diversidad del cosmos.
· Vayamos ahora
al texto del evangelista Lucas. El cambio de estilos y contextos es brutal.
Pablo nos sitúa en una perspectiva cósmica; Lucas nos traslada a la
sangrienta realidad de la crucifixión en el Gólgota. Allí encontramos a
Jesús, el Mesías anunciado por los profetas, descendiente del rey David,
colgado en una cruz.
· Este texto de
Lucas nos transmite los comentarios burlones hechos por personas que estaban en
el teatro de los acontecimientos: las autoridades, los soldados y los dos
delincuentes que compartían su suerte. El letrero escrito en griego, latín y
arameo seguirá resonando hasta el fin de los tiempos: “Este es el rey de los
judíos”:
Ø La muerte de
Cristo en la cruz rompe los paradigmas tradicionales sobre el poder;
Hasta ese momento, el poder había sido
considerado sinónimo de fuerza, superioridad, imposición, supremacía.
Por el contrario, del rey de los judíos
es el más indefenso de los seres humanos; desde la cruz proclama un mensaje
diferente.
Ø
El Hijo eterno del Padre, que asume nuestra condición
humana y que se somete a todas las humillaciones llegando incluso a la muerte
de cruz, nos descubre un horizonte absolutamente nuevo de servicio y entrega. Da su vida
para que nosotros la tengamos en abundancia.
Ø Al verlo
clavado en la cruz, sus seguidores nos vemos obligados a revisar los conceptos
tradicionales de liderazgo, autoridad, prestigio social. Jesucristo nos enseña
que el poder no es un valor en sí mismo, sino que es una responsabilidad
frente a los demás. Jesucristo nos enseña, con su ejemplo, el servicio y el
perdón a los que nos contradicen y atacan.
· Las lecturas
de esta fiesta de Cristo Rey nos muestran dos facetas del Señor:
El evangelista Lucas nos lo muestra
sometido a los peores extremos de crueldad, despojado de todo;
Y el apóstol Pablo nos presenta a un
Cristo cósmico, primogénito de toda la creación.
Durante su corto pero revolucionario
ministerio, el Papa Francisco no cesa de invitarnos, con el ejemplo y con sus
palabras, a dar testimonio de sencillez, de cercanía a los pobres y de
desprendimiento del poder.
Que esta fiesta de Cristo Rey nos permita
recapitular los misterios de la vida de Cristo celebrados a lo largo del año
litúrgico, desde el despojo que comienza con la encarnación, hasta su
exaltación como Señor del universo; y que aprendamos la lección radical de
servicio y entrega que nos dio.