HOMILÍA DOMINICAL
DICIEMBRE 1 DE 2.013
Por: Jorge Humberto Peláez Piedrahita, S.J.
Adviento:
un camino de preparación
y alegría
ü Lecturas:
·
Profeta Isaías 2, 1-5
·
Carta de san Pablo a los Romanos 13, 11-14
·
Mateo 24, 37-44
ü Hoy empieza
el tiempo litúrgico del Adviento, que es la preparación para celebrar los
misterios de la Navidad. La ciudad se viste de luces y los centros comerciales
son decorados con los símbolos propios de esta época, el árbol y el pesebre.
ü Las celebraciones
navideñas son muy evocadoras, ya que tocan fibras muy hondas de nuestra
sensibilidad. Quiero invitarlos a vivir este tiempo de manera espiritual,
trascendiendo lo puramente estético o emotivo. Esta vivencia espiritual de la
preparación a la Navidad se facilitará si nos dejamos guiar por los textos
bíblicos que nos propone la liturgia dominical. En ellos encontraremos el
significado profundo de la llegada del Mesías, la novedad de vida que inaugura
y la espiritualidad que nos propone. Los invito, pues, a explorar los textos propios de este Primer Domingo de Adviento.
ü El salmo 121, que
acabamos de escuchar y que hemos cantado muchas veces en la misa dominical,
expresa el sentimiento de gozo que es propio de este tiempo:
· “¡Qué alegría cuando me dijeron: vamos a la casa del
Señor!”. No se trata de la alegría que sentimos cuando recibimos un regalo
material y, por tanto, frágil y fugaz; tampoco es la alegría que experimentan
las personas cuando asisten a una fiesta donde hay una orquesta y los invitados
gozan de una buena mesa y generosas bebidas.
· La alegría que expresa
el salmo 121 proviene de la certeza de saber que Dios es la respuesta
definitiva a las búsquedas continuas del corazón humano. Esta búsqueda de la
felicidad, que mueve a todos los seres humanos, la expresa visualmente el
salmista como una procesión que avanza cantando hacia la ciudad santa de
Jerusalén, que es símbolo de la plenitud y del encuentro con Dios. En
síntesis, el salmo nos comunica el clima festivo que impregna este tiempo de
preparación a la venida del Señor.
ü Vayamos ahora
al texto del profeta Isaías. Este texto resuena en nuestro interior como una
estimulante invitación:
· “Vengan, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de
Jacob”. Se trata de una invitación abierta, que no tiene requisitos previos;
por eso se dirige a todos: “Hacia Él confluirán todas las naciones”.
· Es clara la invitación
que se nos hace. Pero, ¿quién hace de anfitrión o, al menos, de maestro de
ceremonias? Los cristianos leemos los textos del Antiguo Testamento a la luz de
la experiencia pascual de Cristo. En este orden de ideas, para nosotros, creyentes
del siglo XXI, la invitación “Vengan, subamos al monte del Señor”, nos la
hace la Iglesia, que recibió de Cristo la misión de anunciar la buena noticia
de salvación, la cual debe ser proclamada a todos los pueblos. Así, pues, la
Iglesia es la que anuncia e invita.
ü Además de la invitación, el texto del profeta Isaías nos
dice lo que nos espera allá, en la casa del Señor: “Para que Él nos instruya
en sus caminos y podamos marchar por sus senderos”. A medida que avanzamos por
el camino de la fe, comprendemos que la relación con Dios no consiste en el
cumplimiento de unos preceptos o normas. El camino de la fe es infinitamente
más rico pues significa ir avanzando en el conocimiento de la persona de
Jesucristo, quien nos ha dicho que es el camino, la verdad y la vida.
ü En este horizonte nuevo
que nos anuncia Jesucristo, la convivencia pacífica y la fraternidad de los
seres humanos son logros muy significativos. El texto del profeta Isaías lo
expresa de manera impactante: “De las espadas forjarán arados y de las lanzas
harán herramientas para trabajar la tierra; ya no alzará la espada pueblo
contra pueblo, ya no se adiestrarán para la guerra”. Este texto del profeta
Isaías recapitula los sueños de millones de colombianos, que aspiramos
invertir los millones destinados a la guerra en el mejoramiento de la
educación, la salud y la calidad de vida de los ciudadanos.
ü No podemos sentarnos a
esperar que la paz mesiánica se produzca de manera automática. La guerra y la
paz son decisiones que tomamos los ciudadanos. Durante décadas, Colombia le ha
apostado a la confrontación; llegó la hora de invertir en la paz.
ü Finalmente, vayamos al
texto del evangelio de Mateo. ¿Qué elementos encontramos en él para iluminar
el sentido del tiempo litúrgico del Adviento? La frase que mejor resume el
clima espiritual del Adviento dice: “Velen, pues, y estén preparados”. Toda la
vida del creyente está marcada por esta tensión entre el presente y el
futuro, entre el compromiso con las realidades terrenas y la trascendencia.
ü Invitémonos a vivir el
Adviento como un tiempo de preparación a las celebraciones navideñas, donde
el espíritu de familia y la espiritualidad que nos sugieren el pesebre y el
árbol estén por encima de los mensajes comerciales.